El valenciano puntúa cuatro veces más que un título universitario para ser funcionario de la Generalitat

Así, los interinos que aspiren a convertirse en funcionarios fijos sin examinarse de nuevo en una oposición pueden presentarse a este proceso excepcional de estabilización, en el que el valenciano podrá sumar hasta 15 puntos, en el caso de tener el grado superior, aunque simplemente con el grado elemental ya sumarían seis, dos más que los que podrían obtener acreditando haber superado un grado universitario.

Según aparece detallado en el Anexo III de la resolución firmada por la Conselleria de Justicia, Interior y Administración Pública, el baremo del concurso permite obtener una calificación de 100 puntos: 60 por experiencia y 40 por otros méritos. Entre ellos, los exámenes aprobados en procesos selectivos de la Administración de la Generalitat en los últimos diez años, otorgan 4 puntos hasta un máximo de 12. Después, las titulaciones académicas oficiales dan 4 puntos hasta un máximo de 8, mientras que el conocimiento del valenciano puede alcanzar hasta un tope de 15 puntos.

En concreto, 3 puntos, el conocimiento oral o A2; 6 puntos, el grado elemental o B1; 9 puntos, el nivel B2; 12 puntos, el grado medio; y 15 puntos, el grado superior. De esta manera, el nivel básico ya daría más puntuación que una carrera universitaria, mientras que el más alto garantizaría cuatro veces más, de acuerdo con el documento publicado en el Diari Oficial de la Generalitat Valenciana. Además, dominar otra lengua comunitaria también aportaría hasta cuatro puntos.

La polémica fórmula planteada por la Generalitat para primar el conocimiento del valenciano en la Administración pública se ha topado con las críticas y la oposición de los sindicatos médicos, pues el Ejecutivo propone en la consolidación de plazas de Sanidad que el dominio de la lengua propia puntúe el triple que una tesis doctoral. Al respecto, el sindicato CESM-CV calificó el baremo de «despropósito» al entender que «infravalora los esfuerzos en formación, especialmente en la categoría de personal médico».

En concreto, los planes de la Conselleria de Sanidad para consolidar las plazas de sus interinos pasa por otorgar 70 puntos por tiempo trabajado; 15 por el conocimiento del valenciano (11 por el dominio oral y 15 por el grado superior) y otros quince para la formación, entre la que se encuentran los cursos y las tesis doctorales con un máximo de 10.

En contestación a las críticas de los sindicatos médicos, la vicepresidenta de la Generalitat Valenciana, Aitana Mas, defendió la «importancia» de que los sanitarios sean capaces de entender el valenciano para atender a sus pacientes. La dirigente de Compromís señaló que un médico que carece de una tesis no es «necesariamente peor», mientras que «un buen médico debe poder entender a todos los pacientes». «Me parece importante que una persona que trabaja de cara al público sea capaz de entender el valenciano, no digo hablarlo, para poder saber qué le pasa a un usuario y poder ayudarle», subrayó.

De esta manera, el valenciano pasaría a tener mayor trascendencia que la formación en el ámbito sanitario, donde el requisito lingüístico que abandera Compromís ya ha generado múltiples casos de presunta discriminación por desatención, incluso ha acrecentado la dificultad de encontrar especialistas y la marcha de profesionales a otras regiones como Baleares y Cataluña.