Elecciones en la Comunidad Valenciana: la derrota que nadie puede permitirse el 28M
La lectura en clave nacional de los resultados autonómicos convierte al territorio en la joya de la corona para PSOE y PP
Las últimas encuestas electorales en la Comunidad Valenciana prevén un Gobierno de PP y Vox por la mínima tras el 28M
VALENCIA
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Iniciar sesión42.123 papeletas electorales decidieron en abril de 2019 el rumbo de la Comunidad Valenciana. Fue la diferencia de votos que permitió al bloque de la izquierda -PSPV, Compromís y Unides Podem- reeditar el pacto que cuatro años atrás había desalojado al PP del ... que, durante dos décadas, había sido su feudo histórico. La derecha liderada por los populares, con la suma de Ciudadanos y Vox, solo se impuso en la provincia de Alicante. Todo apunta a que el próximo 28 de mayo, esa cifra se reducirá más todavía.
A un mes y medio de que los ciudadanos regresen a los colegios electorales, el escenario es muy distinto al de aquellos comicios autonómicos adelantados por Ximo Puig, según argumentó, para ganar visibilidad en la agenda propia y participación, por su coincidencia con las generales. Esta vez sí, pero en un escenario completamente distinto, la Comunidad Valenciana se erige como la joya de la corona para PSOE y PP, en cuyos despachos se seguirá con mucha atención el recuento de votos.
Ferraz y Génova han puesto toda la carne en el asador, mientras los equipos de campaña afinan sus estrategias a la caza del indeciso: un puñado de papeletas puede decantar la balanza y nadie quiere quedarse en el lado de los vencidos. La guerra de encuestas -muy ajustadas en general-, los grandes anuncios, el desembarco de líderes nacionales o la celebración de importantes actos de partido en suelo valenciano así lo atestiguan.
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La mayoría de sondeos dan a Carlos Mazón como ganador, pero poder gobernar es otra cuenta. Como ya ocurrió en las elecciones más recientes, la cercanía de las generales intensifica el nerviosismo. Aunque no están convocadas oficialmente, está previsto que se celebren en diciembre. El mapa de España coloreado que quede tras el 28 de mayo es crucial para los intereses futuros de las dos formaciones mayoritarias.
El dictamen de las urnas servirá de termómetro para sondear sus opciones a mantenerse en la Moncloa, en el caso de Pedro Sánchez, o a acceder a ella, en el de Alberto Núñez Feijoó. Y en la Comunidad Valenciana, una de las más importantes en la que gobiernan los socialistas, hay partido. Perderla sería catastrófico para el PSOE.
Todo o nada
Esa influencia en lo que atañe a la proyección de los resultados valencianos al conjunto del país «no es nueva», recuerda el decano de la Facultad de Filosofía, Letras y Humanidades de la Universidad Católica de Valencia, Ginés Marco. «A mediados de los 90, el triunfo de Eduardo Zaplana sirvió de antesala para el de José María Aznar», apunta.
«Es un territorio enormemente abierto en el que residen ciudadanos procedentes de otras autonomías, como Extremadura o el País Vasco, y recibe la visita de miles de madrileños, cántabros o castellanoleoneses. Al ser un polo de atracción turístico también tiene su propio relato electoral a escala nacional. No es una comunidad aislada», explica Marco.
El PP arrasó en Andalucía y Madrid y estrenó su primer gobierno autonómico con Vox en Castilla y León. Regresar al poder en un territorio que fue feudo de los populares durante dos décadas supondría una demostración de fuerza y reforzaría la imagen de cambio de ciclo. Si además María José Catalá consigue ser alcaldesa de Valencia, la jugada sería redonda para los populares. «Feijoó lo ha planteado a sus candidatos como un todo o nada: no solamente hay que ganar, sino que hay que gobernar», comenta el también director del Máster en Marketing Político y Comunicación Institucional de la UCV.
El escenario para los socialistas es muy diferente al de 2019, cuando la figura de Sánchez era una apuesta segura. Los desplantes del Gobierno central en asuntos como el recorte del trasvase Tajo-Segura o la financiación autonómica a lo largo de la última legislatura han llevado al PSPV a focalizar su estrategia en la figura de Ximo Puig -'El President', como reza en su lema de campaña- y en logros como la gigafactoría de Volkswagen en Sagunto.
«El PSOE ha ido encajando derrota tras derrota en las contiendas autonómicas recientes. Castilla y León, Madrid, Galicia, País Vasco, no pudo gobernar en Murcia a pesar de los intentos de moción de censura… Una victoria del PSPV sería un impulso para el PSOE y un balón de oxígeno para Sánchez. No obstante, hasta final de año pueden pasar muchas cosas», señala este experto consultado por ABC.
Pero no es el desgaste de Puig, cuya figura tras ocho años al frente de la Generalitat goza todavía de buena valoración entre los ciudadanos, lo que preocupa en Ferraz. El poder del barón socialista se asienta sobre otras dos patas, y una de ellas se tambalea.
«Compromís se puede mantener en la provincia de Valencia que es su feudo tradicional, pero en Alicante y Castellón se esta diluyendo», observa Ginés Marco, aunque las encuestas revelan un buen aguante en cuanto al número total de escaños tras la salida de Mónica Oltra y la entrada de Joan Baldoví como cabeza de cartel. Pero la clave está en si Podemos superará el umbral del 5% de los votos necesario para obtener representación en las Cortes Valencianas. El Botànic lo tiene «más difícil» que nunca, apostilla.
Por su parte, en el PP aspiran a gobernar en minoría como Isabel Díaz Ayuso en Madrid, tras absorber a Ciudadanos. Pero en Vox -que previsiblemente crecerá en escaños- ya advierten de que su modelo es el de la coalición de Castilla y León. La incógnita, en cualquier caso, la despejarán los resultados y la hipotética negociación tras el 28 de mayo.
«Más palabras que hechos»
«Nunca como hasta ahora se ha hablado tanto de aritmética parlamentaria, lo cual es un factor reduccionista de lo que debería ser la política», lamenta el decano. «Estamos hablando de cómo alcanzar la cota que nos permita gobernar a sabiendas de que solos no vamos a poder formar gobierno. Pero hay una correlación mental también en muchos electores sobre si se encuentran en una franja u otra. Ese planteamiento es empobrecedor. Debería haber un espíritu crítico más acusado por parte de las distintas fuerzas políticas y menos alineamientos. Aquí no va haber sorpresas en ese sentido», reflexiona.
Ese interés de los partidos por la Comunidad Valenciana contrasta con la poca visibilidad de la agenda autonómica en Madrid en materia de inversiones. «Más palabras que hechos», resume Ginés Marco. Los grandes actos se celebran aquí, pero las cuestiones fundamentales no viajan de vuelta a la capital. El ejemplo, este mismo domingo en la Conferencia Municipal del PSOE en Valencia. Ximo Puig pidió ante Pedro Sánchez más avances en la reforma de la financiación y defendió el trasvase Tajo-Segura. El presidente del Gobierno y secretario general de los socialistas ni siquiera recogió el guante en su discurso posterior.
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