Un robo sacrílego resuelto 42 años después
Encontrar algo que nadie busca. Es una de de las funciones de la Unidad de Patrimonio de los Mossos, que han logrado recuperar una cruz de plata, sustraída en 1981. Dos historiadores alertaron a la Policía catalana, tras hallar la pieza en una subasta. Su 'propietario' está denunciado por receptación, pero el caso aún no está cerrado: quedan más objetos por localizar
Una anciana destapa el robo de 2,3 millones de euros tras descubrir que la dieron por muerta hace cuatro años
Barcelona
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Iniciar sesiónResuelto, aunque no del todo. A mediados de mayo de 1981, los responsables de la parroquia de Sant Martí Sarroca (Barcelona) denunciaron ante la Guardia Civil un robo en la iglesia. Este diario informó del «robo sacrílego» con un breve en la sección ... de Sucesos, en el que detallaba que alguien, tras forzar la puerta de entrada, había sustraído varios objetos del edificio del siglo XII y una de las joyas del románico catalán. «El valor artístico e histórico de lo desaparecido es incalculable», rezaba el texto. Entre lo sustraído, una cruz gótica, de plata, que los Mossos d'Esquadra han recuperado 42 años después. También un relicario de San Martín, pero todavía quedan por localizar dos cálices, un copón y un crucifijo de marfil.
La Unidad de Patrimonio de la Policía catalana es la que cuenta con más casos abiertos de toda la División de Investigación Criminal. En la actualidad son 34, algunos con intervenciones telefónicas e incluso seguimientos, según detalla su máximo responsable, el sargento José Luis Ulloa. Si hace años su labor se centraba en 'visitar' galerías de arte, marchantes y subastas, para comprobar la trazabilidad de las piezas y descubrir así su posible origen ilícito, internet ha facilitado su trabajo. El ciberpatrullaje; léase, en su caso, rastrear la red en busca de objetos históricos expoliados, les ha llevado a localizar algunos que llevaban incluso siglos extraviados, como un manuscrito que desapareció de la Abadía de Montserrat en 1811. En el robo de Sant Martí Sarroca fue la labor de dos historiadores la que llevó a los Mossos hasta la famosa cruz de plata, sustraída hace más de cuatro décadas.
Ambos, doctorandos en la Universidad de Zaragoza son especialistas en el censo de cruces góticas. He ahí que la casualidad –la ficha con la pieza catalogada y la hemeroteca de ABC– los llevase a localizar la cruz, que iba a subastarse a través de la casa Setdart por un precio de salida de 10.000 euros, con una previsión de alcanzar los 20.000 o 30.000, según apuntan los investigadores. Eso ocurrió el pasado 15 de octubre y la puja se iba a celebrar tan sólo 48 horas después del hallazgo, así que tenían el tiempo justo para alertar a la Policía y tratar de recuperar el objeto. Fue así como la unidad de patrimonio se puso en marcha y consiguió hacerse con la cruz antes de que su reciente comprador se la llevase. «Ya había sido adjudicada y la recuperamos en la sala de subastas», precisa el sargento.
«No sé qué hubiese sido de mí si no me hubieseis encontrado»
Elena BurésSon un referente en Europa. El Grupo Especial de Intervención es el último recurso de los Mossos d'Esquadra ante situaciones de alto riesgo. Secuestros, toma de rehenes u operaciones antiterroristas.
El delito, al haber transcurrido tantos años, ya ha prescrito, pero el empeño de esta unidad, que integran ocho agentes, es la salvaguarda de piezas de alto valor cultural. «No solo actuamos en base al Código Penal, sino también por la ley de patrimonio histórico catalán y la de archivos y documentos. Intentamos preservar el material y que éste esté en el lugar donde debe estar, no en manos de particulares, que no saben cómo mantenerlo y conservarlo», apunta Ulloa. «Investigamos también atracos, robos con fuerza… Si nosotros no llegamos, pedimos refuerzos a otros grupos». Entre sus integrantes, conservadores, historiadores del arte y arqueólogos. En caso de no contar con el experto adecuado, buscan a quien sí lo sea.
Guardianes del patrimonio histórico
La Policía catalana tiene 34 casos abiertos, algunos con escuchas y seguimientos, para recuperar piezas sutraidas
En el caso de la cruz de Sant Martí ya contaban con la pericia de los dos historiadores del Obispado. Sólo quedaba recuperarla y escuchar las explicaciones de quien la tenía en su poder. Resultó que su vendedor era el heredero de una familia de Barcelona que pudo acreditar que había almacenado el objeto durante treinta años. Al menos, la primera fotografía que tiene de la misma data de hace tres décadas, pero no había trazabilidad de la compra. Es decir, no pudo demostrar que la hubiesen adquirido sus antepasados. «No hemos conseguido saber quién se llevó la pieza de la iglesia, pero el objetivo principal no es encontrar al autor, porque el robo ha prescrito, sino la recuperación del material histórico», sostiene Ulloa. Y es que todavía «falta saber dónde estuvo durante los otros 12 años», desliza el sargento, que apunta que quienes atesoraban la cruz guardan «cierta relación» con la zona donde se sustrajo. Concretamente, con Vilafranca del Penedés. Hasta ahí puede leer, ya que la investigación sigue abierta.
Y es que, a pesar de que las piezas se sustrajeron de la iglesia en 1981, al haberse interpuesto la denuncia ante la Guardia Civil, los Mossos no tuvieron conocimiento de lo ocurrido hasta octubre, gracias a la alerta de los dos expertos. Por aquella época todavía no se habían implementado sistemas informáticos para compartir información entre Cuerpos policiales. Ahora sí, por eso las fotografías de los objetos que aún quedan por localizar pasarán a formar parte de la base de datos de Interpol por si «aparece alguna pieza en alguna subasta, fuera de nuestro país», apunta el policía.
Son los flecos por cerrar de uno de los 34 casos abiertos de esta unidad, que opera en base a la ley –9/1993– que regula qué bienes o documentos pueden estar en manos de particulares y cuáles en las de la administración, para su correcta conservación, por su elevado valor histórico.
Un manuscrito de 1811
También a través de internet, pero en este caso con una búsqueda de los integrantes de la propia unidad, –rastrean, entre otras, páginas como Wallapop, Todo colección o Ebay– fue como localizaron medio centenar de documentos de elevado valor. Su mal estado de conservación, unido a la descripción de los mismos, que hacía sospechar que eran de titularidad pública, encendió las alarmas de los investigadores.
Fue así como llegaron a la empresa que los ofrecía. En realidad era una tapadera, ya que no tenía actividad. Tras ésta, un solo individuo, que aseguró haberlos adquirido tras varias décadas de viajes por España, en diversos mercadillos. El más relevante de todos, un manuscrito que desapareció de la Abadía de Montserrat en 1811, durante la Guerra de la Independencia. El texto, inspirado en la leyenda de fray Garín, está ya de vuelta en la biblioteca del monasterio, «lugar del que nunca debió salir», subraya Ulloa. Los Mossos también han recuperado, en posesión del mismo individuo, una carta de Josep Tarradellas, de su época como presidente de la Comisión de Industrias de Guerra. En ninguno de los casos se había denunciado la desaparición o sustracción de los documentos. Las quejas se han formalizado una vez recuperados. La única consecuencia para quien los atesoraba será, previsiblemente, una sanción económica por falta de cuidado en su conservación.
Ahora, entre otros casos, los investigadores tratan de esclarecer la sustracción de pequeñas piezas en varias iglesias de Barcelona. Un «goteo» de robos tras los que se encuentra «un grupo determinado de personas», y que la Unidad de Patrimonio espera resolver «en las próximas semanas».
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