La renuncia de Giró frustra el giro moderado en Junts
Fuentes de la formación precisan que el sector más radicalizado se hace fuerte
Perfil | Jaume Giró fracasa en su enésimo intento de ser alguien
Barcelona
Sin remedio en Junts. El anuncio de la renuncia del exconsejero catalán de Economía Jaume Giró a sus cargos en la Ejecutiva de Junts y su escaño en el Parlament confirman que el espacio para los pragmáticos en el seno de la formación ... independentista es cada vez más pequeño. El frentismo, la imposibilidad de llegar a acuerdos con otras fuerzas políticas y la sensación de que toda la estrategia del partido viene condicionada por la situación personal de su presidente, Carles Puigdemont, se extiende en la formación. Con un control absoluto del partido a través de un reducido núcleo duro –Jordi Turull, Míriam Nogueras y Josep Rius–, el abandono del carril central de la política y el hecho de que se desdibuje cada vez más el perfil ideológico de la formación siembran el desánimo entre los posibilistas. Jaume Giró era uno de ellos y ayer arrojó la toalla.
Frente a los descontentos, los partidarios de endurecer el tono se crecen y, como publicaba ayer ABC, aprietan para que la posición frente al PSOE sea aún más acerada. La renuncia de Giró, recibida con un escueto y frío comunicado por parte de Puigdemont, casi a modo de acuse de recibo, confirma, según las fuentes consultadas, que la línea moderada en el partido es ahora mismo una quimera.
El paso al lado de Giró se conocía a través de un comunicado donde el citado mostraba sus discrepancias con la dirección del partido, cuyas orientaciones actuales «no coinciden» con su «manera de entender la política», por lo que renuncia al no estar «en condiciones de dar al partido lo que espera» de él. «Cataluña vive, por varias razones, en un cruce decisivo y la política es, demasiado a menudo, excesivamente táctica», apuntaba Giró en el comunicado con que formalizaba su renuncia. «Se priorizan los intereses de partido por encima de los del país, lo que dificulta la colaboración entre las fuerzas principales y, de rebote, el bienestar y el progreso», añadía en la misma nota, en lo que no dejaba de ser una amonestación rotunda y directa al proceder de Junts.
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Giró, miembro de Ejecutiva nacional del partido era desde las últimas elecciones autonómicas diputado en el Parlament. La marcha de quien antes de su entrada en la política fue director general de la Fundación La Caixa tras una dilatada trayectoria en el mundo de la empresa, siempre en la esfera de la comunicación, culmina el divorcio entre su persona, el partido y su líder indiscutido.
Su incorporación a Junts se produjo a la vez que su nombramiento como consejero de Economía de la Generalitat, entonces en el ejecutivo de coalición entre ERC y Junts presidido por Pere Aragonès. Su breve paso por la consejería (mayo 2021-octubre de 2022) marcó el inicio de su desencuentro con el partido, en tanto que la decisión de Puigdemont y su núcleo duro de abandonar la coalición no fue compartida por Giró, que trabajó para convencer a la militancia de lo contrario: fracasó. Desde entonces la grieta no hizo más que ensancharse.
Las discrepancias con la política de pactos tras las locales de 2023, cuando preconizaba que no había que renunciar a entenderse con el PSC en corporacions y diputaciones –Junts ni lo intentó, de manera sangrante en Barcelona, lo que acabó propiciando los pactos de ERC con el PSC– son otro ejemplo de ese distanciamiento estratégico y personal.
Contraste con Nogueras
Unos meses más tarde, el veto de Puigdemont a que Giró encabezase la lista de las generales y se convirtiese en el hombre de Junts en Madrid, donde el ahora dimitido creía que podría propiciar una política de entendimiento –en la línea de la vieja Convergència que Giró no deja de representar– ya anticipaba lo que ha acabado por consumarse. La elegida por Puigemont fue Míriam Nogueras, cuyos planteamientos políticos, formas y obediencia ciega al líder son precisamente todo lo que Giró, como se pudo entender de su comunicado y de su trayectoria, aborrece. La decepción de Giró con el partido ha sido pues una acumulación de circunstancias, demasiado para quien confiaba en que la formación recuperase el carril central, superando de una vez el trauma de 2017 y volviendo a los postulados de un catalanismo sensato y con capacidad de pacto y entendimiento con el resto de fuerzas, en el Parlament y en el Congreso.
Las claves
Doble distancia
La ruptura de Giró con Junts se explica a un doble nivel:ruptura estratégica y ruptura personal con Puigdemont. La militancia en el partido no ha llegado a los cinco años.
Entenderse con el PSC
En lo estratégico, Giró preconizaba un acercamiento a otros partidos, empezando por el PSC, una forma de entender la política desde el carril central incompatible con el frentismo de Puigdemont y el seguir viviendo en el trama de 2017.
Candidatura frustrada
La frustrada pretensión de Giró de liderar la lista de Junts al Congreso en 2023 –la elegida fue Nogueras– aceleraron un distanciamiento que empezó con su discrepancia con la decisión (2022) de romper la coalición con ERC.
Decepción personal
El paso al lado de quien fue director general de la Fundación La Caixa tiene también un poso de decepción personal con compañeros de militancia, quienes decían compartir el discurso de la moderación, pero solo en privado.
Su renuncia tiene también un poso de decepción personal con muchos de sus compañeros de militancia, de manera principal con muchos altos cargos que, en conversaciones privadas siempre han compartido una misma manera de entender la política, pero que públicamente nunca se han atrevido a levantar la voz ante un Puigdemont y su núcleo duro, un 'pinyol' que, sostienen en este flanco de Junts ahora en repliegue, tienen al partido «secuestrado».
«Dejo mis cargos con la tranquilidad de saber que actúo siguiendo solo mis convicciones personales», apuntó Giró sin cerrar la puerta a seguir teniendo un papel, o al menos voz, en la esfera pública. La misiva acababa con un reconocimiento a los cargos y militantes de Junts, en ningún momento a Carles Puigdemont, que se limitó a decir que respetaba su decisión. Las voces discrepantes en Junts se van apagando.
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