Logran extirpar más del 90% del tumor cerebral del pequeño Óliver
Un total de 15 especialistas del hospital pediátrico Sant Joan de Déu de Barcelona han trabajado más de diez horas en quirófano
Barcelona
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Iniciar sesiónLa espera ha dado resultados y los médicos del hospital pediátrico Sant Joan de Déu de Barcelona han logrado extirpar el 90% del tumor cerebral que amenazaba la vida del pequeño Óliver (2020). Una operación extremadamente compleja que ha durado más de diez horas ... y en la que han trabajado desde las 8:00 de la mañana un total de 15 especialistas.
Según informan desde el hospital, el pequeño se recupera ya en la UCI pediátrica donde esperará unos días antes de pasar a planta para seguir con su recuperación postquirúrgica. En la nota que ha facilitado el centro, se especifica que, enseguida, empezará el estudio molecular del tumor, cuyos resultados permitirán diseñar el tratamiento oncológico más adecuado. Son momentos de incerteza pero la sonrisa empieza a ensancharse en la cara del padre, que asegura que su hijo solo piensa en salir del hospital y su situación, poco a poco, adquiere otro brillo. Cabe recordar que el pequeño lleva siendo atendido en Barcelona desde el miércoles, cuando llegó en avión medicalizado desde Cancún (México), donde reside con su familia.
La operación fue programada para este miércoles a las 8:00 de la mañana, después de que el viernes pasado se le introdujo «de manera satisfactoria» detrás de la oreja una válvula de derivación ventricular para drenar el agua que se acumulaba en su cerebro y le causaba hidrocefalia. El objetivo de esta segunda cirugía, pues, era extirpar -total o parcialmente- el tumor que le detectaron hace dos semanas en Playa del Carmen (México) donde el pequeño se mudó hace año y medio porqué su padre, de origen malagueño, abrió una escuela de buceo.
Los tumores cerebrales en niños y adolescentes son poco frecuentes. De hecho, cada año se diagnostican solo 250 casos en España, y la mayoría tienen una alta posibilidad de curación. El caso de Óliver es especialmente delicado ya que, según hicieron saber los especialistas de Sant Joan de Déu, el tumor se encuentra cerca del tronco encefálico, en la fosa posterior del cerebro, una zona extremadamente difícil de operar dada su cercanía a algunas estructuras nerviosas fundamentales, como el cerebelo, el bulbo raquídeo o las raíces de los pares craneales. Los síntomas de esta clase de tumores se manifiestan en los niños mediante convulsiones y dolores de cabeza, mientras que en adultos lo hace como debilidad en la parte del cuerpo controlada por los nervios afectados.
Así pues, el de Óliver ha sido un tratamiento delicado en el que se han intentado minimizar las secuelas que, según Álvaro Lassaleta, coordinador del grupo de tumores cerebrales de la Sociedad Española de Hematología y Oncología Pediátricas (Sehop), pueden surgir en este tipo de intervenciones, que suelen acarrear la pérdida de fuerza en algunas extremidades, o incluso la falta de coordinación.
Una travesía viral
El caso de Oliver cobró especial fuerza la semana pasada en medios de comunicación a raíz de unos vídeos que su padre publicó en redes sociales exponiendo el drama familiar y pidiendo ayuda. Rápidamente, el hospital pediátrico Sant Joan de Déu de Barcelona se ofreció a tratar el caso, pero todavía quedaba por resolver el transporte del menor, pues la familia reside en México a pesar de que el pequeño nació en España y, por ende, tiene la nacionalidad de su padre (la madre es alemana).
La familia de Óliver se mudó hace un año y media a Playa del Carmen, un paraíso tropical en la Riviera Maya, a 70 kilómetros de Cancún. Su padre abrió una academia de buceo que publicita asiduamente en redes sociales, algo que le fue de gran ayuda para dar a conocer su tragedia. El pasado 13 de octubre llevó al pequeño Óliver al hospital porque «no se podía mover», hablaba con dificultad y tampoco tragaba. Los doctores de la sanidad pública mexicana pensaron al principio que se trataba de un virus, pero al día siguiente diagnosticaron el tumor y dieron a la familia el diagnostico fatal de 15 días de vida.
«Se nos ha caído el mundo encima», rezaba el padre en redes sociales. Por si fuera poco, la lesión le causaba al niño hidrocefalias (agua en el cerebro) que ponían en riesgo serio su supervivencia antes de la intervención. El 19 de octubre se le practicó un drenaje para eliminar parte del líquido que «le hacía presión en el cerebro», explicaba el padre en internet. El niño, que por aquel entonces estaba crítico, «mejoró un poquito», aunque era fundamental operar de inmediato.
Lamentablemente, en la sanidad pública mexicana rechazaron el caso por incapacidad de cumplir los plazos. La familia hizo saber en redes que la intervención privada costaba más de 100.000 euros, algo inasumible para un núcleo de clase media como el del pequeño. Afortunadamente, el hospital pediátricó Sant Joan de Déu cogió las riendas de la situación y el pequeño pudo ser atendido gracias a la aportación de un benefactor anónimo que pagó los 196.400 euros que costaba el avión medicalizado con el que la familia viajó desde México hasta Barcelona: una travesía de 12 horas y media sobre el Atlántico que, según parece, ha tenido un final feliz.
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