El acusado del triple crimen de Barcelona juega la carta de la enajenación mental pese a que los forenses la descartan

La abogada del acusado ha planteado esta mañana, durante la penúltima sesión del juicio, una segunda alternativa. En caso de que el tribunal considere culpable a Musetescu y descarte la eximente, y por tanto, que quede exento de responsabilidad penal, pide que la enajenación, la alteración por drogas y de percepción se tengan en cuenta como atenuante en una eventual condena. Por su parte, el fiscal Manuel Sancho -que retiró la petición de prisión permanente- solicita para él 95 años de prisión. No solo por los crímenes, sino también por amenazas -cuando intentó robar una alpargatería- y lesiones a un testigo que fue quién lo retuvo cuando trató de explicar tras atacar a su última víctima, Caminada, en plaza Sant Jaume. Durante el forcejeo, el agresor lo hirió con un arma blanca.

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Esta mañana ha sido el turno de los forenses que realizaron tanto el levantamiento de los cadáveres, como la posterior autopsia. En la sala, una de las especialistas ha detallado las numerosas lesiones que produjo al primero de ellos, Héctor Núñez. Un total de 254 heridas, presumiblemente, con un arma blanca. La causa de la muerte fue un shock hipovolémico por degüello o bien asfixia, ya que localizaron su cuerpo con una bolsa atada en la cabeza. Lo atacó en su piso de la calle Portal Nou. Tras ello, prendió fuego al inmueble y se descolgó por el balcón hasta alcanzar la calle.

Concepción Rosa Díaz, de 77 años, se encontraba en el portal de su edificio, en la calle Arc de Sant Vicenç, cuando la asaltaron. Varios golpes en la cabeza, a los que siguió la asfixia, hasta que murió. Su atacante se llevó sus llaves, móvil, cartera y gafas. Tras intentar asaltar -y no conseguirlo- un comercio, trató de arrancar el bolso a Caminada, que acababa de terminar su jornada laboral en el Ayuntamiento de Barcelona. El hombre se resistió y, durante el forcejeo, su agresor le propinó dos puñaladas, por las que falleció dos días más tarde.

Minutos después, otro empleado municipal, que había salido tras el atacante, consiguió retenerlo, cuando trataba de coger un taxi en la plaza Sant Jaume. Era Musetescu, según certificó el testigo durante el juicio. El individuo le hirió en un dedo con un arma blanca para tratar de huir, algo que no consiguió, ya que en el mismo lugar lo detuvieron los Mossos y la Urbana. En un primer momento, la abogada del acusado sostuvo que solo se le podía imputar dicha agresión para tratar de zafarse y también el intento de robo.

Ahora, después que las pruebas hallan certificado que había ADN de dos de las tres víctimas en la ropa del acusado -una sola mancha de sangre de Héctor en las zapatillas y de Concepción varias, también en otras prendas-, solicita su eximente completa por una alteración mental que descartan los especialistas. Este martes concluirá el juicio, con los informes finales de las partes. Tras ello, el jurado tendrá que emitir un veredicto.