El abandonado cine okupa donde se infiltró el policía: 'antiespecismo', feminismo y sin alcohol
El agente de la Policía Nacional moldeó su personalidad acorde a las complejas bases que se exigen para colaborar en el espacio social
Una de las activistas, sobre el policía infiltrado: «Te das cuenta de que el enemigo ha dormido en tu cama»
El policía que se infiltró en Cataluña no necesitaba autorización judicial
Barcelona
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Iniciar sesiónSituado en el número 28 de la rambla de Fabra i Puig, arteria comercial del barcelonés distrito de Sant Andreu, el humilde cine Lauren vio crecer a una generación entera de niños de la zona. No era un lugar pequeño: una decena de salas, ... cientos de butacas y una considerable tienda de golosinas que, poco a poco, fueron dejando de recibir visitas hasta verse obligados a cerrar en 2011.
Este miércoles se convocó una concentración delante de este espacio a la que acudieron 1.200 personas, según el Ayuntamiento de Barcelona. Protestaban por la infiltración de un agente de la Policía Nacional durante dos años en los movimientos sociales anticapitalistas del barrio, cuya sede es el centro social 'La Cinétika', situado, precisamente, en el okupado cine Lauren.
La fachada del centro es ahora un mosaico de pinturas y murales, una extraña mezcla de películas y simbología okupa, anticapitalista y feminista. Con una cartelera igualmente politizada, aunque también se reproducen filmes clásicos y para todos los públicos, como 'El Padrino' o 'Pesadilla antes de navidad'
«Nos veíamos venir la ocupación. No nos ha sorprendido en absoluto», declaraba en 2016 el presidente de la Asociación de vecinos de Sant Andreu, Santi Serra. Ocurrió cuando la sala llevaba cinco años en desuso, y el edificio, cuya titularidad dependía de distintas entidades financieras como el Institut Català de Finances (ICF) o el banco BBVA, había sufrido diferentes episodios de vandalismo, desde la quema de butacas hasta el vaciado de extintores.
Bases para entrar
El Consistorio tapió entonces los accesos en 2015, pero fueron retirados por los okupas, que en abril de 2016 montaron el actual centro de 'actividades fílmicas' destinadas a la gente del barrio. Actualmente, 'La Cinétika' se define como un «espacio anticapitalista, autónomo y feminista». No permite que los miembros de su asamblea militen en ningún partido político y no puede consumirse alcohol, tabaco o drogas, ni productos de origen animal en su interior.
De igual forma, se definen como «antiespecistas», que es la tendencia que lucha contra la discriminación de otras especies y la «superioridad moral del ser humano». También presumen de sus múltiples espacios de trabajo 'no mixtos', una tendencia del feminismo que reivindica la segregación de géneros para identificar así las «desigualdades y necesidades específicas», además de erradicar al cien por cien la violencia de los hombres contra las mujeres, según explican en su página web.
En este portal digital invitan a todo el mundo a colaborar en la gestión del cine, como hizo el agente infiltrado en su momento, pero exigen como condición cumplir todas las bases mencionadas. Algo que, probablemente, acató durante los más de dos años que se hizo pasar por uno de los activistas anticapitalistas del barrio.
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