Valladolid recuerda a Sergio Delgado y clama para que el «odio entre provincias no se difunda más»

Un fuerte golpe por parte de «un desalmado», un joven, de 23 años, ultra del Brugos «por ser de Valladolid» y que está en prisión provisional, «le arrebató la vida y arrebató una parte de la nuestra», ha lamentado su hermana, Carla, en el homenaje que este domingo le ha rendido Valladolid, su ciudad natal, después del tributo que este sábado le brindaba el Madrid Mutua Open de Tenis, donde trabajaba este diseñador gráfico, antes del partido en la pista central del Rafael Nadal.

Desde ese día, cada vez que recuerda que no volverán a ver a su hermano, «tengo como un agujero que me va comiendo más y más. Arde y quema tanto que me cuesta respirar», ha señalado Carla, con la voz entrecortada en un acto en recuerdo por «Sergio, Delga, Big, Lilly...». Todos los nombres con los que era conocido este apasionado de la música cuyo último tatuaje, un rayo, cruzaba su nombre en un acto en el que no han faltado sus canciones preferidas. 'The Climb', de Miley Cyrus, antes de arrancar, 'Pyro', de Kings of Leon o 'Héroes del sábado', de la MODA, un famoso grupo burgalés, precisamente la ciudad en la que Sergio encontró la muerte.

Y precisamente para pedir «Justicia para Sergio», que su crimen no caiga en el olvido y que su muerte sirva para reflexionar que «no podemos dejar que el odio, el odio entre provincias y por origen se difunda más», unas trescientas personas se han concentrado este mediodía en la Plaza Mayor de Valladolid, con la presencia también del alcalde de la ciudad, Jesús Julio Carnero, varios concejales o el exregidor Javier León de la Riva.

Un potente «grito al cielo para recordar a ¡Sergiooooo!», ha cerrado la emotiva intervención, tras un minuto de silencio, de su hermana, junto a los padres y abuela del joven, entre otros. Y ha reclamado que «el culpable pague con el mayor peso de la ley» y la muerte del joven vallisoletano «no caiga en el olvido». Pero no sólo ha «exigido justicia», sino que ha incidido en apelar a «que todos aprendamos algo y el odio no se apodere de nosotros».

«No era tu hora», la lamentado también uno de sus amigos, con la voz entrecortada e incapaz de completar su intervención en recuerdo de ese joven que era todo «simpatía, generosidad» y que «siempre estaba apaciguando las aguas y calmando la situación». «Injusto» su final, ha clamado, tras más de dos meses del trágico final que sus allegados piden que al menos sirva para conciencia de que «no se difunda más el odio».

Ver recientemente el 23 de abril, Día de Castilla y León, «palabras sobre Pucela» no precisamente en tono amigable, ha afeado Ángel Tamayo, portavoz de la familia en alusión a los cánticos proferidos en León, debe apelar a las ciencias. «No tenemos que dejar que ese odio llegue a los ciudadanos. Todos somos humanos y no podemos permitir que ese odio se impregne en la sociedad. Asesinatos como el de Sergio no pueden ocurrir nunca más», ha reclamado.