Desde León hasta «más allá del planeta»

«Puede parecer una casualidad enorme que entre 22.500 personas nos hayan elegido a Sara y a mí -dos leoneses-, pero las casualidades no existen. No habría existido esta casualidad si no hubiéramos tenido los cimientos adecuados que nos proporcionaron aquí en la universidad», advirtió Pablo Álvarez, que reconoció que de no haber existido los estudios de Ingeniería Aeronáutica en la Universidad de León (ULE) -que se implantaron apenas dos años antes de que él iniciara su carrera- probablemente habría acabado haciendo otra cosa. «De verdad que es importante tener este tipo de oportunidades en ciudades más pequeñas para que todo el mundo pueda estudiar lo que quiera y seguir su vocación», dijo. De esta manera, valoró que cada elemento en su trayectoria ha sido clave para llevarle y llegar donde está ahora. «Algo tendrá que ver lo que ha hecho la universidad, nuestros institutos, el carácter que tenemos aquí en León… y creo que es muy importante que compartamos esta experiencia única con toda la ciudad y haceros partícipes», subrayó.

Sara, por su parte, remarcó que «para conseguir grandes cosas existe la falsa creencia de que tienes que venir de una universidad de élite o una gran ciudad y no es necesario en absoluto. Yo estoy tremendamente orgullosa de la formación que he recibido en la de León. Creo que ha sido muy completa y que me ha convertido en una gran profesional». «Vivimos en una sociedad que nos limita en muchos sentidos», aseguró, por lo que pidió «que no seamos nosotros mismos los que nos pongamos barreras».

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Reconoció también que el largo proceso al que tuvieron que hacer frente para ser seleccionados, y «la estadística», las posibilidades de ser elegidos, eran en sí mismos «bastante disuasorios», pero consideró que solo el aprendizaje que podía extraer de esa experiencia hacía ya que mereciera la pena. «No tiene sentido compararte con nadie, cada uno va llenando su mochila con diferentes experiencias. Yo no hacía lo que hacía para ser astronauta, pero todo lo que hice antes fue lo que me ayudó a serlo», afirmó durante un encuentro con los alumnos en la Facultad de Ciencias Biológicas, donde el nombre Sara García figura ya en una placa en la entrada de uno de sus laboratorios, igual que el de Pablo Álvarez lo hace en el acceso a un hangar de la Escuela de Ingenierías, un gesto con el que la Universidad de León quiso premiarles. «Es muy importante que haya personas que den fe de que aquí no hacemos las cosas tan mal y en esa línea es en la que hay que seguir», señaló el rector, Juan Francisco García Marín. La ULE y León son la raíz, el punto en común entre dos jóvenes que pisan tierra pero que prometen llevar a su ciudad «al espacio».