El Plan de Reforestación de la Sierra de la Culebra comenzará en primavera con una inversión de 50 millones

Los incendios en Sarracín de Aliste y de Losacio arrasaron en el fatídico 2022 con más de 55.000 hectáreas -unas 20.500 de ellas eran arboladas-. Casi dos años después, tras los trabajos previos, en unos meses la reforestación comenzará en aquellas zonas donde la madera quemada ya ha sido extraída y donde el bosque no está siendo capaz de regenerarse por sus propios medios. Se tratará de una operación «al uso», con maquinaria especializada y plantación de árboles, informa Ep.

Arranz ha asegurado que la Junta de Castilla y León aprovechará la intervención para que la Sierra de la Culebra sea más resistente en un futuro ante posibles incendios. Para ello, se plantarán árboles cuya combustión sería más lenta que en los pinos resineros (que son mayoría en la zona).

También se habilitarán zonas «de claros», aprovechando vaguadas y zonas más húmedas, con menos concentración de árboles y más pasto. Y se tratará de que el bosque «no llegue hasta la misma plaza de los pueblos», ha afirmado Arranz, con «menos concentración de árboles» en las zonas próximas a los núcleos urbanos.

La mayor parte del dinero del plan de reforestación irá para tratamientos silvícolas en la zona para evitar enfermedades y recuperar el suelo tras los incendios. A esto se dedicarán más de veinte millones de euros, que se sumarán a los «entre diez y doce» de reforestación propiamente dicha y a una cantidad superior a los diez millones de euros para tratamiento de plagas, habituales tras los incendios y que «preocupan» a la administración regional.

El director general de Medio Natural ha abogado por la colaboración entre «Junta, ayuntamientos y particulares» y ha adelantado la próxima convocatoria de una línea de subvenciones, de cuatro millones de euros, destinada a que los poseedores de zonas quemadas puedan reforestarlas con plantas autóctonas. Se potenciarán especialmente las plantaciones de castaño, roble y, en algunas zonas, nogal.

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Arranz ha estimado que el bosque tardará décadas en volver a ser lo que fue antes de los fuegos, pero ha asegurado que hay zonas donde el aprovechamiento para determinadas actividades ya es pleno. Habrá, en el corto plazo, más pasto, ha asegurado, y la caza también se ha recuperado a buen ritmo. No así el plano micológico, con especies que tardarán «entre ocho y doce años» en volver a aparecer. Para aprovechar la madera habrá que esperar más, entre veinte y treinta años.