«Impotencia y rabia» en Viana de Cega tras los desalojos por la crecida del río: «En diez minutos todo se desbordó»
Los vecinos de la localidad vallisoletana que tuvieron que salir «con lo puesto» de sus casas ahora se afanan en limpiar unas viviendas anegadas y llenas de barro
Las alertas por las crecidas llegan al Duero
Valladolid
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónPegada al teléfono móvil, Yaiza trata de contactar con el seguro. Su rostro es el de estar agotada tras una segunda noche fuera de su casa. El de la desesperación y la desolación al comprobar que esa vivienda en la que hace cuatro años ... se embarcó junto a su pareja para hacer su nuevo hogar ya no es lo que era hace menos de 48 horas. De hecho, fueron minutos los que bastaron para que el río Cega demostrase la imparable fuerza de la naturaleza y arrasase con lo que pillaba a su paso. En ese discurrir, la casa de esta joven en la localidad vallisoletana de Viana de Cega, una de las que se ha llevado la peor parte de las crecidas provocadas por el tren de borrascas que en los últimos días ha descargado sobre Castilla y León dejando intensas lluvias y también nieve.
Con «rabia» a «impotencia» Yaiza aún trata de asimilar lo vivido. «Una sensación muy complicada», algo «impensable», dice, por mucho que su vivienda esté a sólo unos metros del cauce. Habitualmente bajo, el sábado el Cega rompió todos los registros, duplicando sus valores históricos y subiendo su nivel hasta los siete metros a su paso por Viana de Cega. Y ahí, ni el pequeño muro construido tras otra crecida en 2013 sirvió de parapeto.
A las dos de la madrugada, el agua alcanzaba la primera casa, «y en cinco minutos» ya estaba en la suya, varios portales más allá y a más altura, recuerda Yaiza de esa madrugada en la que ya estaban pegados a la «aplicación de la Hidrográfica -la Confederación-« al ver que el Cega cogía fuerza. »Se suponía que como mucho iba a llegar al nivel del muro«, incide esta vecina de Viana de Cega, pero esas previsiones se quedaron escasas. Cuando vio que ya había estaba a 200 metros cúbicos por segundo, «me puse muy nerviosa», rememora. Así que se asomó a la ventana, salió a la calle y comprobó que el río había llegado al asfalto. Fue volver a su casa y cuando estaba cogiendo al perro para salir, «el agua ya estaba entrando» por la puerta: «En diez minutos todo se desbordó, el río saltaba por todos lados». «Con los nervios, no sabes ni qué llevarte« dice en mitad de lo que era una bodega-salón cubierta de fango y ya incapaz de contener las lágrimas.
Lograron salvar los coches y la moto de un garaje que quedó anegado, como la planta baja. La 'suerte', que la parte de vivienda está en la primera y el agua se quedó a 93 centímetros del nivel de su suelo. Pero como el resto de vecinos afectados, no tiene luz ni posibilidad de ir encendiendo la calefacción para que la humedad descienda.
«A pesar de estar pendientes, nos ha pillado el toro«, lamenta »con tristeza« Gustavo. Ya sabe lo que es vivir una riada. Ya estaba en esa misma casa cuando el agua entró en 2013. Quince días tardaron entonces en poder regresar y dos meses hasta que »todo« volvió a ser más o menos como antes, recuerda. Tan de sopetón llegó la crecida, que habían salido a cenar con unos amigos y el »río venía como siempre«. Pero a la vuelta, «ya estaba brincando».
Así que «entre todos» hicieron una «cadena humana» de 20 personas para subir la planta de arriba «lo que pudimos». Aún así, su garaje es un revoltijo de cosas, lo mismo que la cocina o el salón desprovisto de televisión, pero con el sofá encharcado. «Hay cosas del patio que están en el garaje», apunta Gustavo para dar cuenta de la fuerza de un agua que reventó las puertas de las cocheras.
Una mezcla de olor a humedad y gasoil lo impregna todo. Y es que la potencia fue tal que incluso en la casa de Charo reventó los enganches del depósito de la calefacción. Apenas llevan quince meses viviendo en la calle Río de Viana de Cega y ya calcula que de la cocina apenas salvará un electrodoméstico, pues hasta «se volcaron»; en el salón un portátil está roto en el suelo y el mueble de la televisión desvencijado...
Este lunes, como el resto de vecinos, provistos de botas de agua analiza lo sucedido, mientras recorre su casa percatándose de un nuevo daño. La primera noche fuera, la pasaron en la casa de la Cultura habilitada por el Ayuntamiento para acoger a los desalojados. Ahora, la familia y su perro están en un hotel, sin saber cuándo podrán volver.
Arancha, su vecina, lo tiene claro. No se fue, como tampoco su hijo, esa aciaga noche, pese a la insistencia de los bomberos e incluso familiares. Se cobijó en la planta de arriba y allí piensa retomar su vida mientras pueda ir recuperando lo de abajo. Algo se temía y lograron subir la lavadora sobre dos sillas; el frigorífico, sobre la mesa, un sofá sobre otro... Hasta un metro alcanzó el agua en su vivienda.
En el primer inmueble afectado, hasta tres, certifica el jefe de los Bomberos de la Provincia de Valladolid, Miguel Ángel Pisado. Desde el viernes, cuando los problemas por el elevado nivel del Cega y el desembalse del Pontón Alto afectaron a Segovia, no paran. Ahora desaguando sótanos y garajes y limpiando unas calles cubiertas de barro.
Límite de sesiones alcanzadas
- El acceso al contenido Premium está abierto por cortesía del establecimiento donde te encuentras, pero ahora mismo hay demasiados usuarios conectados a la vez. Por favor, inténtalo pasados unos minutos.
Has superado el límite de sesiones
- Sólo puedes tener tres sesiones iniciadas a la vez. Hemos cerrado la sesión más antigua para que sigas navegando sin límites en el resto.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónEsta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete