Crimen de Mansilla: «Fue todo muy rápido. Nos dijo a los vecinos algo como que la había matado»

Él, sentado en el banquillo, fue el primero en declarar en la primera jornada del juicio que se celebra en la Audiencia Provincial de León. «No sé lo que pasó, no sé si fui yo el que lo hizo o si había alguien más allí. Sé que fui a su casa pero no sé qué pasó allí, aunque sí tengo un vago recuerdo de hacer un gesto con un cuchillo cuando ella estaba frente a mí, cara a cara», defendió el acusado, quien achacó esa laguna al «colocón» fruto de su enganche al alcohol y drogas. «No lo niego, lo que digo es que no recuerdo lo que pasó, pero vivo con que una persona perdió la vida y estoy dispuesto a hacerme cargo del daño que haya podido causar y no tengo ningún problema en pedir perdón por lo que haya podido pasar», se trató de exculpar J. C., ahora de 30 años, para quien la Fiscalía pide una pena total de 28 años y nueve meses de prisión como autor de los delitos de asesinato, maltrato en el ámbito familiar y daños continuados, entre otros.

Según el relato de la vecina, escuchó «una patada muy fuerte en el portal» con la que el acusado rompió el cristal y subió hasta el piso de Paula, donde también rompió a patadas la puerta de la vivienda y la de su habitación. «Le escuché gritar que con quién se había ido a casa y que dónde le tenía escondido, pero ella dijo que no sabía de qué le hablaba y él se marchó», explicó en declaraciones recogidas por Ical.

Sin embargo, la mujer vio cómo abrió la puerta del coche para después volver al domicilio de la joven, de nuevo oír «patadas en las puertas» y el cuerpo de Paula «caer al suelo». Ahí, despertó a su marido para decirle que «creía que la había matado» y avisó a varios vecinos, que vieron a J. C «bajar con el móvil en las manos y las manos llenas de sangre y nos dijo algo como 'ya está muerta o la he matado' y 'haced lo que queráis'».

«Nunca» tuvo una relación sentimental con Paula, alegó el acusado, quien sostuvo que simplemente eran amigos que «alguna vez» mantenían relaciones sexuales «derivadas del consumo de alcohol y drogas». De hecho, apuntó que haber visto a la joven 'metiéndose' sustancias en el baño de hombres de un bar fue el origen de la discusión que le llevó a ir después, y tras continuar drogándose, hasta su casa y proseguir allí la trifulca, convencido de que había otro.

«La mató por que consideraba que era suya y no admitía que no quisiera estar con él», sostuvo la Fiscalía, que en su escrito de calificación apunta que tras la discusión, él «sin más, con intención de causar su muerte y de forma sorpresiva, repentina y sin posibilidad alguna de defensa» asestó a la mujer tres puñaladas «mortales» en la espalda, como consecuencia de lo que se fracturó el arma y la hoja quedó incrustada en su cuerpo. Un asesinato que, para la acusación particular, se produjo «con alevosía» y se sumó al «maltrato en el ámbito de la violencia machista» y «habitual» del que «fueron testigos los vecinos en varias ocasiones».

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El abogado de J. C. incidió en su defensa que el acusado tenía problemas con el consumo de alcohol, cannabis y cocaína, así como con el juego y cuando ocurrieron los hechos atravesaba un proceso de «inestabilidad afectiva y agresividad» como consecuencia de «la dependencia de la cocaína». «Ella tenía la intención de desquiciarle y hacerle enloquecer y esa tarde, bajo una psicosis paranoide provocada por la cocaína, fue a casa de Paula con una crisis total de angustia y confusión», señaló.