TRIBUNALES
La amiga de Romina Celeste se derrumba ante el jurado: «Nos engañó a todos»
La amiga de la víctima ha recordado que tras los hechos estaba muy tranquilo: «¡Cómo íbamos a pensar que estaba loco!»
El asesino de Romina Celeste confiesa el brutal crimen cuatro años después
Laura Bautista
Las Palmas de Gran Canaria
La amiga de Romina Celeste, la joven paraguaya asesinada por su marido en Nochevieja de 2019, se ha derrumbado delante del jurado que estudia el caso, por el que se le imputan a Raúl D.C seis delitos, todos ellos confirmados por el acusado.
«Él se veía muy tranquilo, ¡cómo saber qué estaba loco!», ha dicho ante el jurado, asegurando que »verle me da mucha rabia« porque «es un mentiroso, nos engañó a todos». Después de que Romina Celeste denunciara ante su amiga y la que era su actual pareja que le había pegado, «él vino pidiendo perdón y jurando que más nunca lo iba a hacer», y ellos le creyeron, afirmó, «es un hombre malo».
Cuando pidió disculpas, «me parecieron sinceras, si no no la dejo marchar», ha lamentado. «Le creímos que era verdad«. Días después de Nochevieja, Romina Celeste y su amiga siguieron hablando, «él me escribía haciéndose pasar por ella, me pidió pastillas». Raúl D.C. alegó durante estos cuatro años hasta su confesión en el juicio del pasado viernes que había encontrado a Romina Celeste muerta en el baño tras consumir precisamente los fármacos que había solicitado en esta conversación.
La entonces pareja de la amiga de Romina Celeste ha confesado que antes del crimen, vivió con ellos un tiempo. En ese momento, «él la tenía anulada totalmente», en todos los sentidos, y se comportaba como un «psicópata total y sin ninguna duda». Romina Celeste «tenía una personalidad que brillaba», pero tras casarse con el asesino «fue hacia atrás». Él se la llevó de la casa de sus amigos pero «se notaba que ella no se quería ir, se le veía en los ojos».
Un relato «irreal» y ausencia total de arrepentimiento
Los peritos descartan que el acusado estuviese desconectado de la realidad, ya que no ven ninguna enfermedad o situación que pudiera nublar su capacidad de juicio, por lo que Raúl D.C era consciente de lo que hacía.
Los expertos que investigaron el caso han «acreditado con evidencia científica» que lo que el investigado explicó y tal y como realizó la reconstrucción de los hechos no es real. El cadáver de Romina Celeste «no pudo ser quemado en la barbacoa» que apunta el acusado, porque su supera los 300 grados «se rompería».
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Su relato sobre cómo se deshizo de los restos de la víctima, no es viable. «Falta a la verdad, esto no ocurrió así o no nos está contando toda la información». Es «imposible», han dicho los especialistas forenses, lo que desmontaría el atenuante de confesión. El discurso era «esquemático y estereotipado» y aunque hay partes que pueden ser originales, no está completo.
«Nunca mostró arrepentimiento, cuando lo hacía era con teatralidad y de forma poco sincera», han señalado. El asesino confeso es «victimista, manipulador y calculador», de acuerdo a las pruebas forenses practicadas.
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