Begoña Gómez y el rector de la Complutense se contradicen sobre quién propuso la cátedra

Este miércoles, la esposa de Pedro Sánchez declaró ante el juez Juan Carlos Peinado por primera vez, modificando su estrategia de defensa basada en el silencio. Contestó durante 35 minutos a preguntas formuladas por su abogado, el exministro socialista del Interior Antonio Camacho, y negó que la trayectoria de su marido fuera la razón por la que consiguió dirigir dicha cátedra. Su puesto allí y el que ostentó en el programa Africa Center del Instituto de Empresa (IE) están en el punto de mira bajo sospecha de tráfico de influencias.

El 5 de julio, cuando Goyache acudió a declarar como testigo —el 22 de julio el instructor modificó su situación a la de investigado—, afirmó que la cátedra de TSC de la Complutense se puso en marcha porque, en julio de 2020, Begoña Gómez le citó en el Palacio de La Moncloa y le propuso «colaborar» con la universidad pública creando ese paraguas para agrupar el máster que ya impartía y el que acababa de poner en marcha.

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Este miércoles, Begoña Gómez se refirió a la misma reunión, pero en otros términos. Según trasladaron en fuentes jurídicas a ABC, sostuvo que quedaron porque le iba a trasladar una invitación al congreso de lanzamiento de ese nuevo título de máster y fue él quien le propuso que se impartiera junto al que ya existía bajo el paraguas de «lo que denominó» cátedra extraordinaria. «Yo desconocía esta posibilidad», dijo ante el juez.

La cátedra echó a andar en octubre de 2020 y Gómez hizo hincapié en que siempre estuvo sostenida con fondos privados y colaboración «altruista» de empresas privadas que, conforme declaró, han visto «pisoteados» sus derechos, como el alumnado y los profesores, durante la investigación judicial.

En cuanto al máster en Transformación Social Competitiva que dio nombre a la cátedra extraordinaria, reivindicó que tanto la forma como el contenido fueron diseñados e impulsados por ella misma y puestos «al servicio» de la Complutense, cuya Escuela de Gobierno, tras estudiar las alternativas que propuso, aprobó que la denominación fuese 'Transformación Social Competitiva: los ODS [Objetivos de Desarrollo Sostenible] como estrategia'. Con descripción similar fueron registradas las marcas, la web y la empresa que ahora pesan sobre Begoña Gómez por una presunta apropiación indebida, cosa que rebate porque a nadie pertenecían antes. Afirmó que sólo se pretendía dar una imagen y una identidad al título de máster, que el logotipo que inscribió se dio de alta antes de la aprobación de estos estudios y que la empresa corresponde a la libertad que tiene, no siendo personal de la Complutense, para realizar otras actividades. A lo largo de toda la comparecencia, la mujer de Sánchez defendió que accedió a una cátedra por su «profesionalidad» y que nunca tuvo afán de lucro. «Prueba de ello es que ganó 15.000 euros al año», añadió su abogado a los medios sobre el sueldo como responsable del máster.

También declaró sobre las cartas de recomendación que firmó para una de las empresas de Juan Carlos Barrabés de cara a un concurso público. Defendió que, igual que otras entidades, apoyaba la innovación del proyecto, que no a la mercantil, con una escrito modelo y sin intervenir en la licitación. En cuanto a su acceso al Africa Center al poco de llegar Sánchez a Moncloa, negó cualquier relación y aseguró que «jamás» se ha beneficiado de esa circunstancia. Según su relato, el presidente del centro de emprendimiento e innovación del IE, Juan José Güemes, le ofreció el puesto ya a finales de 2017, después de haber tratado con él su experiencia en marketing e innovación. Aceptó y el nombramiento se cerró en agosto de 2018. Güemes, que también declaró como investigado sin que se concreten qué delitos se le imputan, negó que la hubiese fichado por su marido.

La esposa del presidente, que acudía a la citación por presuntos delitos de apropiación indebida e intrusismo profesional a partir de una querella de Hazte Oír sobre el software de esa cátedra, acabó este miércoles notificada de otra querella impulsada por la acusación que ejerce un particular en la causa. Fuentes presentes en la diligencia dicen que estuvo todo el tiempo muy serena, enfundada en un traje negro y concentrada en responder. Había llegado con veinte minutos de antelación en la parte trasera de una berlina con las lunas tintadas a la sede judicial y estaba puntual en el juzgado de Peinado, aunque hubieron de cambiar de sala para la declaración.

Fuera, el despliegue de seguridad era mucho menor que en las dos ocasiones anteriores que fue citada por el juez Peinado, en julio, cuando decenas de furgones de la Policía y casi medio centenar de agentes de las Unidades de Intervención Policial custodiaban los juzgados. Sí era parecido el ambiente, con manifestantes frente al edificio y autobuses-protesta de Hazte Oír circulando en las inmediaciones.