La cala de Asturias que parece un lago y se llega a través de prados: dónde está y cómo llegar

El 80% de los españoles tiene previsto viajar este verano, casi seis de cada diez se decantan por el turismo de playa, siendo el destino favorito y popular, por encima de las ciudades. El norte del país, y Asturias, es cada vez más, uno de los destinos deseados por los turistas.

Uno de los principales motivos son los arenales que se pueden disfrutar a lo largo de todo el litoral del Principado. Un hecho que no ha pasado desapercibido para publicaciones prestigiosas como 'National Geographic', que publicó recientemente lo que a su juicio son los mejores de España, y en donde se encuentran algunas de esta región.

Uno de ellos se sitúa entre las localidades asturianas de Ribadesella y Llanes, donde se esconde un pequeño arenal en medio de la campiña que se abre frente a un muro de roca, detrás del cual está el mar Cantábrico. Sus aguas solo aparecen con pleamar, cuando el mar entra en la pequeña ensenada a través de un túnel. Un rincón mágico de la costa asturiana al que se llega por un camino agrícola entre prados y, a primera vista, parece casi un lago de montaña.

La cala asturiana de Gulpiyuri, en el municipio de Llanes, tiene 40 metros de longitud y no dispone de conexión visible con el mar. Se trata de una playa de interior, y como decimos, sin salida directa al mar. Está formada por arena blanca y agua salada, pero el Cantábrico se bate a escasos metros, y solo se cuela por debajo de los acantilados. Está catalogada como Monumento Natural.

Hasta las cercanías de Gulpiyuri se accede por un desvío de la autopista, por un camino de tierra, y suele estar muy concurrida. Hay un amplio aparcamiento a 200 metros. La policía local pasa cada treinta minutos y multa a todos los coches aparcados fuera de éste y en los caminos aledaños. Entre el aparcamiento y la playa hay un chiringuito.

La localidad más cercana es Naves y el acceso se realiza a través de un camino agrícola. El acceso a la playa tanto desde la playa de San Antolín como desde el pueblo de Naves es peatonal, no estando permitida la circulación de vehículos. Su aislamiento ha permitido la relativamente buena conservación de esta pequeña y delicada joya natural. La profundidad y el tamaño de la zona de agua no permite más que poder remojarse tumbados, pero está bien protegida del viento.