Es sorprendente que hayan pasado más de catorce años desde que el presidente José Antonio Griñán ordenó liquidar y fumigar la Faffe, las siglas de la Fundación Andaluza Fondo de Formación y Empleo, un ente de la Junta de Andalucía que sigue dando ... trabajo a los investigadores de la UCO de la Guardia Civil y a los jueces.
El último capítulo de esta macrocausa de corrupción es un informe policial que analiza cómo la fundación dedicada a dar cursos a trabajadores y desempleados se convirtió en una agencia de colocación para familiares y allegados de dirigentes y cargos del PSOE y la Junta. Ni máster, ni experiencia previa, ni idiomas, el enchufe fue la puerta de acceso de la mayoría de 84 personas con lazos de parentesco o con carné del partido que terminaron en la plantilla de la Faffe. Cuando está se disolvió, fueron absorbidos por el Servicio Andaluz de Empleo, donde hoy siguen trabajando muchos de ellos asesorando a los demandantes de empleo.
La faffe fue como un gran familia. Lo fue literalmente. La esposa, dos cuñados, un sobrino, un hermano... Hasta cinco parientes del director de la fundación, Fernando Villén, que fue secretario de Empleo de la Ejecutiva del PSOE andaluz, estuvieron a sueldo de la entidad de la Junta de Andalucía, con contratos arbitrarios y sin pasar procesos de selección, según la UCO, y cobrando nóminas que, en muchos casos, superaban a las de los funcionarios. La Faffe, que lleva la f de familia en sus siglas, contribuyó a reducir el paro entre los allegados a cargos de la Junta de Andalucía. Ni el cuñadismo faltaba en la Faffe, donde debía de reinar un ambiente familiar más propio de una reunión navideña.
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