Cuál es la hermandad del Rocío más antigua de Sevilla y su historia

En estos últimos días, sobre todo los caminos que discurren por las provincias de Huelva, Sevilla y Cádiz, se han llenado de miles de peregrinos que tienen como destino la icónica aldea almonteña en la que se encuentra el santuario de la Blanca Paloma. Peregrinos que forman parte de alguna de las 126 hermandades filiales que dan vida a El Rocio con mayúsculas.

Cada una de estas hermandad tiene su propia personalidad, su propia forma de ser y su propia historia, porque para entender todo lo que sucede en las marismas onubenses en su justa medida, hay que retroceder hasta el siglo XVIII, instante en el que poco a poco comienza a surgir la devoción a la Virgen de El Rocío.

Aunque los historiadores han teorizado que ya antes hubo hermandades y movimientos importantes en relación a la romería, hay una fecha muy destacada para entender El Rocío que es el año 1724, instante en el que se firmó una concordia en la que se integraban todas las hermandades que existían en torno a la Cofradía de Almonte. Es el instante que se considera como la fundación de la hermandad matriz de Almonte, de la que han ido dependiendo posteriormente el resto de las hermandades.

Así, una vez que Almonte marcó el camino, comenzaron a surgir las hermandades filiales más antiguas, como Villamanrique de la Condesa, Pilas, La Palma, Moguer o Sanlúcar de Barrameda. La devoción por la Virgen de El Rocío y la costumbre de peregrinar hasta su santuario se fue extendiendo por el resto de localidades de la provincia y terminó llegando también a Sevilla capital.

Así, es un 6 de junio de 1813 cuando comienza la historia de la hermandad de El Rocío más antigua de Sevilla capital, que no es otra que la hermandad de El Rocío de Triana. Fue el matrimonio formado por Francisco Antonio Hernández Almagro y Carmen Tamayo, el que consiguió la autorización por parte de la hermandad matriz de Almonte para fundar una hermandad filial en Sevilla, quedando establecida la primera sede en el número 11 de la calle Castilla, que es donde tenía la vivienda este matrimonio.

La primera peregrinación de la hermandad de Triana hacia tierras rocieras tuvo lugar justo al año siguiente, en mayo de 1814, poniendo en camino una comitiva que estaba compuesta por 34 carretas y 28 caballos, lo que en la época significaba uno de los cortejos más extensos de toda la romería. Poco a poco la hermandad iría dando pasos para consolidarse, entre los que destacan el traslado del simpecado a convento dominico de la calle San Jacinto en el año 1819 y la adquisición de una choza en el Real de El Rocío en el año 1848.

Unos años que estuvieron también marcados por el protagonismo que tomaron en la capital sevillana los duques de Montpensier, quienes eran muy devotos de la Virgen de El Rocío y quienes desde el comienzo se vincularon de una manera muy estrecha con la hermandad trianera. Los duques fueron mecenas de esta corporación rociera y en 1855 se estrenó el nuevo simpecado en el que estaba incluso bordado su escudo. Ya en 1868 se estrenó la carreta para el simpecado labrada en plata que también fue impulsada por los duques.

Otro de los momentos importantes para la hermandad de El Rocío de Triana llegó en el año 1894, cuando la Junta de Gobierno de la corporación hispalense tomó por primera vez la decisión de cruzar el puente de Isabel II –el puente de Triana-, al volver de la peregrinación. El objetivo era protagonizar un recorrido por las calles del centro de Sevilla para que todo el mundo pudiese admirar por primera vez a la Virgen de El Rocío, representada en el simpecado de la hermandad.

Hay que destacar como la hermandad de Triana contó en su fundación con la hermandad de Villamanrique de la Condesa como madrina, por lo que desde aquel momento de comienzos del siglo XIX, se crearon unos vínculos realmente importantes entre las dos hermandades que aún perduran en la actualidad.

No fue hasta el año 1951 cuando se fundó otra hermandad de El Rocío en la capital, como es la hermandad de Sevilla, que tiene su sede en la iglesia de El Salvador, contando también con la hermandad de Villamanrique de la Condesa como madrina. Habría que esperar hasta 1986 para asistir a la fundación de la tercera hermandad de la capital, como es el caso de Sevilla Sur, el mismo año en el que se fundó también la hermandad de El Rocío de El Cerro de Águila. Una nómina de hermandades que se completaría primero en el año 1991 con la fundación de la hermandad de El Rocío de La Macarena y en 2013, cuando dio sus primeros pasos de manera oficial la hermandad Castrense.