IU y Podemos, una difícil relación parlamentaria

Los intereses de IU y Podemos amenazan la unión de conveniencia de las izquierdas en Por Andalucía, a la espera de la «suma» de Yolanda Díaz

Rueda de prensa de Elena Cortés, a la derecha, e Inmaculada Nieto. félix sánchez

Inmaculada Nieto no puede faltar a ni uno solo de los Plenos del Parlamento andaluz en los próximos cuatro años. La portavoz de Por Andalucía se arriesga a que su ausencia marque un hito: sería la primera vez que no hay un miembro de Izquierda ... Unida (IU) en la Cámara desde el nacimiento del partido.

Esto ocurre porque Nieto es la única representante de IU dentro de su grupo, Por Andalucía. La coalición de izquierdas está compuesta por la gaditana, tres miembros de Podemos comandados por Juan Antonio Delgado, y Esperanza Gómez, de Más País. La configuración de las listas para las elecciones dio ventaja a los morados en los puestos de salida, algo que puede tener mucho peso en los próximos años.

Porque, reconocen miembros del grupo parlamentario, la relación entre IU y Podemos es compleja. Todo empezó antes incluso de las elecciones, con la negociación de la coalición. Ambas formaciones se acusaron de boicotear las conversaciones y, finalmente, el documento para inscribirse llegó tarde. Desde Madrid, Podemos lo mandó a escasos minutos de cerrarse el plazo. No hubo forma de llegar al Registro a tiempo. Así pues, Podemos debió entrar en la coalición por la vía del acuerdo extraoficial. Del pacto de caballeros que costó a IU los puestos de salida y a Podemos no ir en la papeleta con su nombre. Votos perdidos de quienes buscaron en el colegio electoral las siglas de los morados. A eso se suma quienes cogieron el sobre de Teresa Rodríguez pensando que ella aún era la líder de esa coalición de izquierdas. El demonio está en los detalles y en esos dos Por Andalucía perdió apoyos. Desde la formación de izquierda deslizan que tampoco les ayudó que los andaluces apoyaran al PP para evitar que Vox llegase al Gobierno andaluz. Si el baile de siglas les expuso el costado, la desmovilización les clavó el cuchillo.

Negociación casi fallida

A esas tensiones previas de la negociación casi fallida se suman las del proceso de configuración del nuevo partido de la vicepresidenta del Gobierno, Yolanda Díaz, «Sumar», que también complica las relaciones. Sobre todo por lo enigmático del proceso de construcción. Ayer, la vicepresidenta añadía más suspense al comentar que no está trabajando para «hacer una sopa ni una suma de siglas» puesto que eso ya se ha hecho en el pasado en Castilla y León y Andalucía y fracasó. Díaz habla de generar un «movimiento ciudadano, no una plataforma electoral» y desdeña que su «suma» sea la unión de partidos. No extraña que con tanta cautela de su promotora «Suma» tampoco esté lista para batallar en las elecciones municipales y regionales de mayo y se reserve para las generales (si son en otoño).

Las expectativas en torno a este proyecto son otro factor desestabilizante en las relaciones internas de Por Andalucía. Tampoco ayuda, señalan desde la coalición, que los actuales diputados andaluces nunca hayan trabajado juntos. Tienen que hacerse unos a otros pero, por ahora, no hay una relación del todo fluida. Nieto, de hecho, tenía en el anterior grupo una plantilla de colaboradores fieles con los que la relación era inmejorable. Ahora no, todavía.

Andalucía ha sido un buen banco de pruebas para ponderar los efectos de la atomización de la izquierda a la izquierda del PSOE, como en su día lo fue para sondear el valor de coaliciones al estilo de aquella «convocatoria por Andalucía» con las que Luis Carlos Rejón alcanzó las mayores cotas de representación del ala más a la izquierda en la Cámara andaluza, cuando obtuvo 20 parlamentarios. IU ha sido parte de un Gobierno andaluz, cuando en 2012 salió al auxilio de Griñán tras perder el PSOE por primera vez las elecciones andaluzas. Con un poco de memoria y un punto de orgullo, en Izquierda Unida hacen cuentas de la escasa ganancia del bagaje de la coalición con Podemos. Y las cuentas no salen. Baste ver su escuálida representación parlamentaria en la actualidad. El problema de esta entente Podemos-IU –en la práctica una coalición de coaliciones con Más País, Equo, la Iniciativa del Pueblo Andaluz y la Alianza Verde–, es el galimatías que conlleva marcar rumbo entre tantas siglas en el escaso caudal de su representación parlamentaria.

Los réditos de la presencia en el Gobierno de Pedro Sánchez mantienen esta relación de conveniencia. La cuestión es ¿hasta cuándo?. La anterior coalición «Adelante» ya saltó por los aires. A la espera de la enigmática suma de Díaz, el calendario avanza. En mayo serán las municipales, antes de eso puede pasar de todo. ¿Llegarán juntos? Agosto termina y con él las vacaciones ,pero en septiembre la izquierda tendrá la prueba de fuego para ver si es capaz siquiera de convivir.

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