Una mujer le confiesa a Juan y Medio qué ocurrió la única vez que fue a la playa: «Yo no voy más»

Con su acento malagueño y su personalidad directa, Carmela comenzó relatando cómo gracias a sus vecinas, tres o cuatro mujeres que la cuidan con dedicación, ella sigue adelante a pesar de los años y las dificultades. «Si no fuera por ellas, yo estaría ya bajo tierra», dijo con tono serio, aunque rápidamente añadió una sonrisa que demostraba su agradecimiento.

Sin embargo, lo que verdaderamente se robó la atención fue su relato sobre la playa, un lugar que, después de una experiencia desafortunada, Carmela decidió no volver a visitar. La historia empezó de manera aparentemente inofensiva, pero con el tono chispeante que caracteriza a esta invitada, la anécdota se transformó en un divertido relato.

«Fui una vez a la playa con una amiga que vino a acompañarme. Me tiró una ola y me caí boca arriba, me tiraba el agua…» narraba Carmela mientras Juan y Medio la escuchaba con una sonrisa. En el plató, la risa contagiosa de Eva Ruiz acompañaba la narración, lo que hizo que el momento fuera aún más simpático.

Pero lo que vino a continuación dejó claro que Carmela no es una mujer que se ande con rodeos. «Yo le decía a la cuñada de la que había venido a acompañarme, 'chiquilla, sáquenme que me voy a ahogar'», continuaba, mientras todos en el plató no podían contener la risa ante la escena tan pintoresca. La respuesta de la cuñada fue aún más cómica: «Si, hombre, no me voy a tirar para ahogarme yo», le contestaba mientras la señora se dejaba llevar por las olas.

La historia continuaba con Carmela tirada boca arriba, arrastrada por la arena, mientras sus amigas se reían sin compasión. «Entonces ya no he vuelto a ir más», concluyó Carmela, dejando claro que las olas le provocaban un temor que no pensaba superar.

Juan y Medio, en tono jocoso, le preguntó a Carmela si alguna vez podría volver a la playa, tal vez acompañada de un hombre que la invitara. «Bueno, que me lleve a un hotel a comer», respondió Carmela sin dudarlo, dejando claro que la idea de enfrentarse al mar no la atraía en absoluto. «A comer sí, pero a la playa no. A la playa que vaya él», continuaba, provocando la risa de los presentes.

Eva Ruiz, tratando de calmar un poco la situación, sugirió que tal vez el agua estuviera «como un plato» ese día. Pero Carmela, sin perder su estilo, dejó claro que, aunque el agua estuviera tranquila, aún así habría demasiada para su gusto. «Fíjate, la primera vez que vi el mar, me pensaba que era una alberca gigante», finalizó con una sonrisa y una mirada de incredulidad.

La divertida historia de Carmela nos recordó, una vez más, que el humor es una de las mejores formas de enfrentar las dificultades de la vida. Mientras muchos nos acercamos al mar con emoción, otros como Carmela prefieren mantener una distancia prudente y disfrutar del agua, sí, pero desde la comodidad de su ducha. Como ella misma dijo, «el agua me la echo por encima y en mi casa«.