Tiroteo en La Palmilla de Málaga: De supuesta víctima de un ataque a la cárcel por asesinato

Era un subsahariano que murió tratando de pedir ayuda bajando por las escaleras de aquel edificio. La Policía sospechaba que los dos sucesos estaban relacionados, investigó y al final descubrió que el herido podía ser el asesino. Éste pasó de ser la posible víctima de un tiroteo a estar detenido por la muerte del otro hombre.

El Juzgado de Instrucción 10 de Málaga, en funciones de guardia de detenidos, acordó el miércoles el ingreso en prisión provisional, comunicada y sin fianza de este sospechoso. Según fuentes del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía (TSJA), está investigado por la presunta comisión de los delitos de homicidio, tenencia ilícita de armas y tráfico de drogas.

El arrestado se acogió a su derecho a no declarar. El juzgado declaró el secreto sumarial del procedimiento y se inhibió en favor del Juzgado de Instrucción 5 de Málaga, que será el encargado de continuar la investigación a partir de ahora.

A las 20.30 horas del pasado sábado fue cuando se halló el cadáver de la víctima. El cuerpo sin vida estaba en el rellano de una cuarta planta. Los servicios sanitarios certificaron la muerte. Los investigadores pudieron confirmar que la víctima mortal recibió un disparo en la duodécima planta del bloque. Son edificios sociales donde suelen sucederse las operaciones contra el menudeo de drogas, ya que son usados como narcopisos.

La víctima, tras herido de bala, trató de pedir ayuda. No murió al instante, sino que trató de bajar por las escaleras. No suele haber ascensores en esos bloques de pisos. De este modo, descendió ocho pisos hasta que cayó. Se desplomó en el cuarto piso de la calle de Deva de La Palmilla. Era un hombre de 39 años. La primera inspección del cuerpo descubrió que el fallecido tenía un disparo en el pecho.

El cuerpo fue trasladado al Instituto de Medicina Legal (IML) de Málaga para determinar las causas del fallecimiento. Hasta el inmueble donde estaba el cadáver se desplazaron los agentes del grupo de Homicidios de la Policía Nacional, que se hicieron cargo de las investigaciones. Además acudió también la Policía Científica, que trató de recoger vestigios para poder reconstruir lo sucedido.

Mientras llevaban a cabo esas investigaciones otro herido de bala en el mismo barrio había acudido al hospital. Los médicos que habían tratado a este herido fueron los que dieron el aviso. Siguieron los protocolos en este tipo de caso, que mandatan llamar a la Policía Nacional en el caso de sospechar que la personas puede ser víctima de un crimen. Fue llevado al centro sanitario en un coche particular.

Según el relato ofrecido a los servicios sanitarios que lo atendieron, los dos ocupantes del vehículo lo recogieron en la avenida Valle Inclán. Allí dijeron que había sido tiroteado por dos personas. El estado del herido no revestía gravedad, más allá del disparo, que tenía orificios de entrada y salida, por lo que la bala no estaba alojada en el pie.

Tras la identificación sospecharon que los dos sucesos tenían relación y siguieron por esa línea de investigación, hasta que descubrieron que este herido era realmente la persona que había disparado al fallecido.