Violencia machista
«Un policía necesita empatía y paciencia con una maltratada»
La inspectora Araceli Elipe relata su trabajo de acompañamiento a las mujeres que sufren violencia machista
Araceli Elipe en su despacho de la Comisaría Provincial de Málaga
La Unidad de Familia y Mujer (UFAM) de la Policía Nacional de Málaga tiene un grupo especializado en la protección de las víctimas. Araceli Elipe es inspectora de este servicio, que cuenta con diez agentes para acompañar a estas mujeres desde el momento en el ... que se interpone la denuncia por violencia machista. «Hay que denunciar. Los vecinos, amigos, familia… Si ven una actitud rara, que se aísla… Hay que llamar» , remarca Elipe, quien narra que, cuando se pone en conocimiento de la Policía el caso, se hace una valoración de riesgo entre «no apreciado, bajo, medio, alto o extremo» en el sistema «VioGen». Con eso pasa a disposición de este grupo, que será el encargado de velar por su seguridad y que, desde 2018, se reparte al 50 por ciento los casos de la capital con la Policía Local.
¿Qué diferencia hay entre un tipo de riesgo y otro?
Todas las víctimas pasan a tener protección en mayor o menor grado. A todas las acompañamos para que puedan salir de ese infierno. Con un nivel de riesgo extremo para su vida y con el agresor sin detener, a la víctima se le lleva a un centro. Todos los niveles de riesgo requieren protección, pero el riesgo extremo conlleva que esté vigilada 24 horas al día para que no le ocurra nada. Ahí el grupo se coordina con los efectivos que están en la calle.
¿Cuánto tiempo puede estar una víctima bajo protección?
Hay veces que su pareja la agrede, denuncia, van al juzgado, se imponen las medidas de alejamiento o las que estime la autoridad judicial y en seis meses no lo necesita. Sin embargo, hay mujeres que están años en seguimiento. Hay órdenes de alejamiento por diez años y hay que proteger a la mujer todo ese tiempo. Depende de las complicaciones de cada caso, pero al final se sale. La gran mayoría de las mujeres salen de la violencia de género con ayuda.
¿Qué es lo más importante para un policía protector?
Hace falta empatía, psicología y paciencia. El objetivo al final es que la víctima esté segura en su vida social, como cuando lleva a los niños al colegio o toma un café. Para eso tienes que intentar entenderla. Ella está pasando por el peor momento de su vida. Para protegerla hay que saber que es su momento más oscuro. Las víctimas muchas veces están en contra de nosotros. No nos quieren. Hay que desplegar todas las herramientas posibles para empatizar. Hay muchas que quieren seguir con el agresor tras la riña o la agresión. Hay que hacer una labor de consejero o psicólogo para poder ayudarlas y protegerlas.
«A una víctima se le acompaña siempre al juzgado para que no de un paso atrás; hay que darles calor»
¿Por qué siguen regresando con quien las maltrata?
Cada una tiene sus motivos… Eso es inabarcable. Hay mujeres que vienen, denuncian y luego no declaran por miedo al autor o porque se ven sin alternativas, con hijos, sin trabajo… Nuestra labor es darles las pautas para que puedan comenzar a vivir. Sacarlas de ese momento en el que no ven la salida. No sabemos por qué no declaran. Hay muchas de ellas que son muy dependientes, que no son capaces de romper el vínculo. En muchos casos el policía va a ser casi su enemigo, porque le impide hacer lo que ella quiere. Ahí te tienes que ganar su confianza.
¿Y cómo se consigue?
Si logras que se dé cuenta de que su vida mejora, que hay psicólogos o trabajadores sociales que te ayudan, que pueden encontrar trabajo, que ya no recibes palizas… Muchas salen de su entorno, se van de Málaga. Algunas han venido a juicio y han dicho que menos mal que se fueron, porque estaban cegadas con el agresor. Al irse han visto que han comenzado una vida nueva y están bien.
¿Cuál es el momento más complicado del proceso?
Ir al juzgado. Se les acompaña siempre para que no den el paso atrás. Hay abogados que llegan y les dicen que no ha pasado nada y se lo piensan. Ahí hay que arroparlas mucho y darles calor. Ellas están abrumadas al verse primero en la comisaría y luego en el juzgado. Es un momento muy complicado. Siempre hay que acompañarlas en esa fase. Luego cuando dictan las medidas se les hace el seguimiento, por parte de un policía de la unidad, que tiene un teléfono 24 horas todos los días del año para asesoramiento, se le hace el seguimiento. Ellas pueden llamar siempre que lo necesiten. Van a tener dudas con los asistentes sociales, los abogados… Ahí estamos para cualquier consulta. Este seguimiento va a actualizando y se le va modificando el nivel de riesgo dependiendo de cómo va la evolución del caso.
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