La Invisible, el centro cultural okupa de Málaga con el que programa Borja-Villel
El exdirector del Reina Sofía, principal apoyo del grupo de izquierda radical que gestiona ilegalmente un antiguo palacio municipal en ruinas
Borja-Villel pagó 43.164 euros a tres grupos de izquierda radical días antes de dejar el Reina Sofía
Fachada de la Casa Invisible, el edificio okupado por la Fundación de Los Comunes
El Ayuntamiento de Málaga lleva casi 16 años consintiendo la okupación de un antiguo palacete del siglo XIX en pleno centro de la ciudad, tomado por una serie de colectivos que lo han convertido en un centro social y cultural ciudadano que denominan ... La Casa Invisible, o La Invisible. A pesar de los hasta ahora tímidos intentos de desalojo, la entidad que lo gestiona -el grupo de izquierda radical Fundación de los Comunes- resiste irreductible en su interior y se niega a entregar sus llaves, convencido de estar realizando la única apuesta seria «y libre» en una urbe que, dicen, ha «mercantilizado» la cultura.
Y lo ha conseguido hasta ahora, entre otras razones, porque ha contado con un aliado de excepción: el que ha sido director del Museo Reina Sofía (Mncars) durante década y media, Manuel Borja-Villel. Una colaboración que seguirá en el tiempo pese a su marcha. Como ha publicado ABC, antes de soltar el cargo dejó atado el pago de 14.333 euros a Los Comunes para desarrollar el «comisariado de un programa de investigación, acción y formación militante».
Fue en marzo de 2007 cuando los casi 2.000 metros cuadrados del noble edificio, en estado de abandono, fueron okupados por una serie de creadores locales «para llenarlos de vida y convertirlos en un pulmón de creatividad y producción cultural». El Ayuntamiento, que había invertido cuatro millones de euros en su expropiación, tenía prevista su rehabilitación para implantar allí oficinas.
Desde entonces, el inmueble de la calle Nosquera, dividido en dos edificios separados por un patio interior, ha seguido deteriorándose. «Está que se cae y raro es que aún no haya pasado nada grave», afirma a ABC un vecino. A pesar de ello, incluso estando vigente la prohibición de celebrar allí actividades públicas, la acción de las asociaciones que allí operan no ha cesado. Todas, siempre, bajo un innegable sesgo ideológico.
Para este mes de enero, además de encuentros para tratar de frenar la última amenaza de desahucio, se anuncian talleres de yoga o flamenco, espectáculos circenses o asambleas feministas. Pero también se han dado apuestas 'culturales' más osadas como una exposición en 2017 en la que, entre sus obras 'artísticas' aparecía una bandera de España ahorcada o diversas enseñas de Corea del Norte. Al año siguiente, se programó una charla con exterroristas del Grapo como José Balmón a los que se presentaba como «expresos políticos comunistas». La publicación en ABC de la organización del evento generó una notable polémica que terminó por abortar su desarrollo.
Tras más de una década de tiras y afloja entre responsables de La Invisible y el Ayuntamiento, que incluso llegó a firmar junto a la Diputación y la Junta de Andalucía un protocolo de cesión que finalmente no se llevó a cabo, estas dos iniciativas parecieron ser la gota que colmaba el vaso.
Pero después de varios conatos de desalojo, el Consistorio que preside Francisco de la Torre sigue sin estar convencido de la conveniencia de retomar el uso del inmueble. La concejal Noelia Losada, de Ciudadanos y socia de gobierno del regidor popular, es la única que se desgañita pidiendo una vuelta a la legalidad, para después rehabilitar y sacar a concurso público su gestión. Sin demasiado éxito. Las últimas reuniones celebradas entre el equipo de gobierno y los gestores de La Invisible contemplan el uso compartido del inmueble. Eso sí, «siempre que se preserve nuestro modelo de gestión ciudadana», dicen los de Los Comunes.
En defensa de la autogestión y la actividad de La Invisible, que consideran «un referente», la Fundación de los Comunes ha convocado en este tiempo varias manifestaciones de apoyo, que han contado con la participación de varios cientos de personas.
El apoyo de Borja-Villel
Pero su principal respaldo, en el que han basado gran parte de sus argumentos, ha venido casi desde 2007 por parte del exdirector del Reina Sofía. Borja-Villel. Desde su etapa anterior como responsable del Museo de Arte Contemporáneo de Barcelona (Macba), ha pasado varias veces por el ruinoso edificio, que acumula más de un centenar de actas de denuncia, entre otras cosas por servir alcohol a menores. Incluso el propio Reina Sofía participó del protocolo de cesión de 2014 que no fructificó.
«Lo raro sería que no estuviera ahí», afirmaba el año pasado en una entrevista al diario 'Sur', justificando su aplauso en la consideración de La Invisible como un «contrapunto» de la gestión cultural de una ciudad que denostaba por haberse abandonado, afirmaba, «a las franquicias», en referencia a las pinacotecas conseguidas por Málaga en los últimos tiempos como el Pompidou, el Carmen Thyssen o el Museo Ruso (cuya actividad como tal cesó al poco de producirse la invasión de Ucrania).
En febrero del año pasado, el patio del palacio okupado albergaba un congreso internacional sobre el futuro de las políticas culturales en Europa, organizado directamente por el propio museo madrileño. Además de Borja-Villel, en el mismo también tomaron parte el exdirector del Centro Pompidou de París, Bernard Blistène o el artista malagueño Rogelio López Cuenca, Premio Nacional de Artes Plásticas en 2022 y otro de los más significativos valedores de la okupación. Desde La Invisible también se esgrimió como amparo al proyecto el año pasado la coincidencia de uno de sus responsables, Kike España, con el Rey Felipe VI en una cena en Palma de Mallorca durante un congreso de arte.