Entre libros de Kafka y charlas sobre ovnis: así fue la estancia de los reos del caso ERE que ya pasaron por la cárcel

De los nueve condenados a penas de prisión, sólo el exconsejero Antonio Fernández sabe lo que es dormir en una celda. El fallecido Guerrero hizo «verdaderos amigos» entre los presos

La Audiencia de Sevilla obliga a Griñán a entrar en la cárcel el primer día del año como muy tarde para cumplir la pena del caso ERE

El exconsejero de Empleo Antonio Fernández, conducido a la prisión tras declarar ante Alaya en 2012 JESUS SPINOLA

Siete ex altos cargos de la Junta condenados por malversación en el fraude de los ERE ingresarán en la prisión antes de que concluya la jornada de Año Nuevo, tras el auto dictado este jueves por la Audiencia de Sevilla. Pero uno de ellos ya ... sabe lo que es dormir entre rejas. El exconsejero de Empleo Antonio Fernández pasó tres meses y medio en una celda del centro penitenciario de Morón de la Frontera (Sevilla II). Una minucia comparada con los siete años y un día de privación de libertad que le han caído en la sentencia ratificada por el Tribunal Supremo.

En los primeros compases de la investigación que destapó las prejubilaciones trucadas y el fondo dotado de 680 millones de euros que manejó la Junta de Andalucía entre 2000 y 2009, la juez instructora, Mercedes Alaya, lo encarceló de manera preventiva por riesgo de fuga y acusado de seis delitos. El auto de prisión llegó el 24 de abril de 2012 después de cuatro días de interrogatorio extenuante.

El primer exconsejero que va a la cárcel

El caso ERE marcaba un hito: Fernández se convirtió en el primer exconsejero andaluz que ingresaba en la cárcel en la democracia. Dejó la prisión tras pagar una fianza de 450.000 euros gracias a cientos de pequeñas aportaciones de sus amigos y, según su abogado, decidido a «empezar su vida desde cero». El borrón y cuenta nueva fue relativo. Se tuvo que conformar por cambiar los pasillos de la prisión de Morón por las dependencias de los Juzgados de Sevilla. Tantas veces acudió a prestar declaraciones como investigado que el edificio judicial del Prado de San Sebastián en Sevilla era «como su casa», bromeó el histórico político jerezano.

Cuando él fue conducido en un furgón policial hasta el centro penitenciario, ya llevaba un mes encarcelado de forma preventiva su subordinado en la Dirección General de Trabajo de la Junta, Francisco Javier Guerrero, que falleció en octubre de 2020 a causa de una neumonía creyéndose inocente, porque el Tribunal Supremo casi dos años en notificar la sentencia.

Guerrero leyó 'La metamorfosis' e hizo amigos

En los nueve años que permaneció en un despacho oficial –con tres consejeros diferentes– se dedicó a apagar los conflictos laborales que ponían en jaque la hegemonía del PSOE en Andalucía. Para ello administraba un fondo de ayudas que, según sus palabras, servía para socorrer a «criaturas necesitadas de ayuda sociolaboral» y sin necesidad de rendir cuentas a nadie, aunque recibió indicaciones de sus superiores para beneficiar a tal o cual empresa. Los desmanes de los ERE lo llevaron dos veces a la prisión, entre 2012 y 2013, pero no le causó traumas.

Bien al contrario. Su paso por el penal fue lo más parecido a una epifanía. «He descubierto a los verdaderos amigos», confesó sonriente tras abandonar la prisión de Sevilla, sin guardar rencor hacia quienes en el Gobierno andaluz lo señalaron como el cabeza de turco de la tesis de los «cuatro golfos» que pusieron en circulación. En su estancia entre rejas coincidió con el 'conseguidor' Juan Lanzas, con el que compartía desayunos, comidas, cenas, paseos en el patio y partidas de ajedrez, hasta que el exsindicalista fue cambiado de módulo. «Menos de los ERE hemos hablado de todo», aseguró, porque en la prisión «se le quitan a uno las ganas de hablar de eso».

Guerrero pidió a los funcionarios que le quitaran la televisión y se convirtió en un ratón de biblioteca. Se leyó 41 libros en sesenta días. El exdirector de Trabajo, que dio pelos y señales a los periodistas sobre sus lecturas, citó 'La metamorfosis', de Kafka, o 'La sombra del águila', «un libro canchondísimo» de Arturo Pérez Reverte. También mataba el tiempo charlando con otros presos sobre OVNI. La vida carcelaria, una experiencia paranormal.

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