Íllora se rebela ante la muerte de un joven de 19 años por la paliza del miembro de un clan

El autor de la mortal agresión se entregó ayer a la Guardia Civil algo más de 24 horas después de los hechos y violentos altercados contra las viviendas de su familia

Álvaro Holgado

Granada

La pequeña localidad granadina de Íllora aún llora con rabia dos días después de la muerte de un joven vecino de apenas 19 años. El funeral, celebrado ayer por la tarde, fue el final de 48 horas agónicas, donde la brutal paliza y la mortal ... agresión que sufrió Juan Trujillos Castro desembocó en un estallido social que a poco ha estado de irse de las manos.

Todo comenzó alrededor de las siete menos cuarto de la mañana del pasado lunes, a la salida del recinto ferial del pueblo, donde se celebraban estos días las fiestas patronales. Antes, una pelea en una de las casetas había provocado varios heridos con la implicación de dos hermanos de un clan que lleva tiempo provocando una escalada de violencia en la localidad. Juan salía de la feria de la mano de su pareja, junto con unos amigos.

Entonces, ambos hermanos le increpan, aunque no es a él siquiera a quien están buscando. Finalmente, le atacan. Tras uno de los golpes, cae contra un bordillo. La paliza sigue, pero consigue zafarse. Camina apenas unos 20 metros sangrando herido hasta desmayarse. Será esa herida la que finalmente acabará con su vida ya de camino al hospital de Granada.

Solo el ruido de esta cronología sencilla alteró rápidamente a los vecinos ya a esas horas de la madrugada. Ya ante de conocer el mortal resultado. Tras el altercado, los dos hermanos huyeron. Llegaron todos los efectivos de Policía, Guardia Civil y servicios sanitarios. Para Juan, pronto fue tarde. Y el pueblo de Íllora, harto por la gota que colmaba el vaso tras demasiado tiempo atemorizados por el clan, salió a la calle.

El chico era muy querido en la localidad. Estudiante de Ciencias del Deporte en la Universidad de Almería, sano, deportista. Y buena persona, según cuentan los propios vecinos. Sobre todo, buena persona. El padre, Andrés Trujillos, forma parte del Partido Popular de la localidad. La madre, abogada. Ambos, juntos al hermano pequeño de Juan, igualmente queridos por los vecinos. Todos los ingredientes para una injusticia tal que la indignación corroyera la sangre a quienes lo conocieron nada más conocerse la noticia.

El alcalde de la localidad, Antonio Salazar, convocó rápidamente un pleno extraordinario en el Ayuntamiento. Se suspendían las fiestas y se decretaba el luto. Los vecinos, por su parte, convocaban una concentración a las puertas del Consistorio esa misma tarde, a las ocho, en repulsa de la muerte de Juan y anticipando una rabia expresa contra el clan asentado en el pueblo.

«Destierro»

Uno de los coches destrozados tras la concentración del lunes en Íllora Alfredo Aguilar

La concentración convocó a la práctica totalidad de Íllora. Los familiares de los agresores, huyeron antes de la cita. Sus casas ya estaban vacías y los principales sospechosos, con ellos, también huidos, aunque plenamente identificados por la Guardia Civil. La investigación, eso sí, aclaraba ayer el Teniente Coronel Javier Cerrato, jefe accidental de la Comandancia de la Benemérita en Granada, apuntó desde el principio a uno solo de los implicados, el que le propinó el golpe mortal.

Mientras seguían las pesquisas para encontrarlo, el ambiente en el pueblo era de una conmoción absoluta. Las proclamas: desde la «Justicia para Juan» y la consigna de «asesinos» hasta las peticiones de «destierro» y de sacar al clan «fuera del pueblo». Del llanto se pasó a la querencia de un numeroso grupo por tomarse esa misma justicia por su mano.

La concentración derivó en manifestación camino de la vivienda de la familia de los presuntos responsables de la muerte del chico. Allí, buena parte de los vecinos asaltaron las casas, destrozaron ventanas, forzaron puertas y cuatro coches abandonados por el clan, quedaron casi en las piezas. Todo cuanto se puso por delante ante la ausencia de habitantes fue arrasado.

A la mañana siguiente, el martes, todo quedaba como se dejó. La misma rabia, el mismo destrozo. Cercano el medio día, el principal sospechoso se entregaba en la comandancia de la Guardia Civil. En Granada capital, no en Íllora. A casi más de 40 minutos en coche del pueblo, donde la peligrosidad era patente.

En algo más de 24 horas, la muerte de Juan tenía, a tenor de la entrega, un autor confeso. El que ya todo el pueblo conocía. La subdelegada del Gobierno en Granada, Inmaculada López Calahorro, como ya había hecho horas antes el propio alcalde, pedía «calma y sosiego» a los vecinos. «Confianza en las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado».

Con el agresor ya en el calabozo y a la espera de tomar declaración judicial, el discurso de la subdelegada, junto al propio Teniente Coronel Javier Cerrato , intentaba poner sentido institucional a la gestión de la barbarie comenzada tras la muerte del Juan. «Entiendo la consternación y la indignación, pero lo sucedido ayer por la tarde es un delito, que también tienen su curso en la justicia». Cerrato insistía asimismo en que, aunque no se ha detenido aún a nadie por los altercados, se procedería a la denuncia en las próximas horas de las personas ya identificadas.

Funeral en íllora este martes Alfredo Aguilar

Tanto desde el Ayuntamiento como desde la Subdelegación del Gobierno se han tenido que extremar las precauciones tras lo vivido en los asaltos a las viviendas el lunes. En el funeral, de hecho, la propia subdelegada apuntó a un «refuerzo importante» para evitar nuevos conflictos en «un momento sensible». Se desplazaron en la tarde de ayer efectivos desde otras provincias incluso, confirmó. La situación, controlada la rabia, dejó paso al dolor inmenso. De la familia de Juan y de todo un pueblo. En el funeral, multitudinario, ya solo quedaban las lágrimas y, de nuevo la indignación y el negar con la cabeza ante lo incoherencia de enterrar a un muchacho que ni siquiera había cumplido los 20 años.

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