El abuelo que asesinó a sus nietos en Huétor Tájar estaba en tratamiento por depresión
Vecinos del municipio granadino aseguran que llevaba «demasiado bien» el luto por su mujer y su hija, fallecidas en marzo, pero que «la procesión iba por dentro»
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Guillermo Ortega
Granada
Pepe mató a sus dos nietos y esa acción le convierte en un asesino. Siendo eso indudable, también lo es que casi todos los comportamientos se pueden explicar, aunque desde luego explicar es algo muy distinto a justificar. El hombre, que tenía 72 ... años y se suicidó después de disparar a uno de sus nietos y asfixiar (según las primeras investigaciones) al otro, llevaba dos meses lidiando contra una profunda ansiedad y estaba en tratamiento psiquiátrico.
Eso hace más viable la hipóteis lanzada por algún vecino este lunes 20 de mayo, pocas horas después de los terribles sucesos de la calle Alfredo Nobel, en la localidad granadina de Huétor Tájar. «Como no sea que se le ha ido la cabeza...», apuntaba una mujer que aseguraba conocer a Pepe y a su familia «de toda la vida» y que no se explicaba su criminal comportamiento.
El 18 de marzo, Pepe iba al volante del coche en el que trasladaba a sus dos nietos al conservatorio de música de Loja. También viajaban la mujer de Pepe y la única hija de ambos. El vehículo se estrelló contra un muro y las dos mujeres fallecieron. Tanto él como los niños resultaron heridos de diversa consideración.
Desde entonces, aunque por fuera no lo pareciera, Pepe estaba fatal. «Yo creo que llevaba demasiado bien el luto, que no quería que trascendiese cómo estaba en realidad«, apunta otro hueteño que conocía bien a este antiguo empleado de una empresa de áridos. Da a entender que la procesión iba por dentro.
El alcalde, Fernando Delgado, tiene una opinión parecida. El lunes, horas después de los asesinatos, dijo que Pepe se esmeraba en seguir apoyando a los nietos -que habían perdido de una tacada a su madre y a su abuela- y hacía una vida relativamente normal. «Ayudó a uno de ellos, Guillermo, en una carrera que se celebró hace pocos días. El niño estaba todavía con una pierna enyesada a causa del accidente y él le seguía con una bici».
Se sentía culpable del accidente
Todo eso lleva a pensar que Pepe trataba de normalizar su vida. Pero a la vez había comenzado un tratamiento psicológico para tratar su depresión. Al alcalde, y a otros amigos de siempre, sí que les confesó que a veces se sentía culpable por lo ocurrido. «Yo trataba de disuadirle de esa idea, le decía que fue un accidente, una desgracia, y que el hecho de que él condujera no le hacía responsable«, comenta Delgado.
Pero la depresión seguía su curso. Precisamente el lunes 20 de mayo Pepe debía ir a la consulta de un médico especialista para mantener una sesión de terapia. No acudió porque a esas horas ya se había suicidado. Algo que, sugieren otros vecinos (a toro pasado, eso sí), puede que hubiera hecho de todos modos. «Nos dijo que no quería vivir más», relató uno al diario Ideal.
En otro medio de comunicación, El País, se apunta por cierto una hipótesis que podría explicar por qué Pepe se atrincheró con sus nietos el domingo por la noche en su casa, justo debajo de la que ocupa Antonio, su yerno y padre de los menores. Al parecer, éste le habría dicho a Pepe que quería mudarse porque allí había muchos recuerdos de su mujer.
Siempre según esa teoría, Pepe no quiso ni oír hablar de esa posibilidad, se enfrentó abiertamente a su yerno y se llevó a los niños con él. En Huétor Tájar, según fuentes vecinales, esa elucubración es más creíble que lo que se dijo en primera instancia de que Antonio había prohibido a Pepe que viera a sus nietos.
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