La audacia tiene recompensa: el primer cafetal de Europa está en Granada
El agricultor Manuel Mateos ha conseguido lo que parecía imposible: cultivar café en la costa tropical, a sólo 22 metros sobre el nivel del mar
Su teoría funcionó: en la zona hay unas condiciones similares a las de Perú, donde se produce desde hace siglos... pero a 1.800 metros de altitud
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Manuel Mateos regentaba una cafetería en Almuñécar y tenía un sueño: servir allí café cultivado por él mismo. Cumplirlo se antojaba bien complicado, porque ese tipo de plantas no crece en cualquier parte, necesita unas condiciones muy especiales. De hecho, en la Europa ... continental no hay ningún cafetal.
Aun así, se puso a darle vueltas a la cuestión. Su familia tiene desde hace 250 años cerca de Almuñécar, la Finca Chaves, 16 hectáreas de terreno dedicados al cultivo. Sobre todo de lo que allí priva, que es el aguacate, el mango y la chirimoya. Y además, de otros muchos frutos exóticos, hasta un total de treinta variedades. «Una finca diversificada que produzca fruta todo el año», resume.
En el año 2016, después de consultar con varios amigos de la zona que tenían plantas ornamentales de café, se decidió por fin a introducirlo. 160 plantas en concreto, de la variedad arábiga –una de las más apreciadas- que producen 80 kilos al año en una única cosecha cuando llega la primavera. Tenía agua, la que llega desde el cercano río Jate, y un microclima tropical, húmedo y protegido del viento en el que el rocío de la mañana ayuda.
Reconoce que las primeras cosechas, que llegaron a partir de los cuatro años, fueron «un desastre», sobre todo porque intentó secar el café en un lugar muy húmedo. «Consecuencias de la falta de experiencia», cuenta a toro pasado, con una sonrisa y tras corregir esos errores. «Ahora lo secamos en una zona superior, a pleno sol, y los cambios se notan».
Habla en plural porque no se ocupa él solo de esas tareas. Le ayudan su padre, su mujer y dos empleados, a los que quiere dar su parte de protagonismo, como también al ingeniero agrónomo Carlos Ferrón, que ha sido su fiel asesor en este arduo trayecto.

Con Ferrón habló bastantes veces de la cuestión de la altura. Tantas, que les dio para elaborar una teoría: el café, en principio, necesita cultivarse a unos 1.800 metros de altitud para que crezca sano y fuerte. Pero la finca de Almuñécar está a sólo 22 metros sobre el nivel del mar.
Eso guarda un parecido asombroso a lo que ocurre con la chirimoya. En Perú crece a 1.800 metros y en Almuñécar, casi al lado del Mediterráneo. Así que Manuel Mateos concluyó que podía obrarse exactamente igual con el café. «Hemos hecho una extrapolación y tiene visos de ser algo parecido», resalta este sexitano, que combina su trabajo en el campo con el de guía turístico.
Con el tiempo ha aprendido algunas cosas esenciales. Por ejemplo, que en la costa granadina no puede sombrearse la plantación de café con plátanos, como ocurre en América, pero sí con chirimoyos y nueces de macadamia, que sí que tiene en su finca. También, que el único tipo de agricultura que garantiza un futuro es la sostenible.
A lo mejor por aquello de que es guía, ha querido enfocar su plantación de una forma turística, como si el cafetal fuera un atractivo más para los que vienen de fuera. Que lo es, por supuesto. Así que Manuel Mateos organiza visitas comentadas que concluyen con la degustación del café autóctono. «Con ochenta kilos al año no puedo pensar en venderlo a establecimientos. Una cafetería bastante frecuentada puede consumir diez kilos de café al mes, así que es evidente que no damos para eso», explica.
Le gustaría ampliar sus dominios, pero no sabe cuándo podrá hacerlo. «La cafetería que tenía en La Herradura cerró por culpa del Covid, me falta tierra y también tengo, como todos los agricultores de la zona, el problema de la falta de conducciones desde la presa de Rules, que es un inconveniente para regar. Pero esa es la idea, no limitarnos al mango o al aguacate, que están muy bien, e intentar apostar por un proyecto singular», incide.

El café, dicho sea como dato curioso, no tiene nombre, no es de ninguna marca. Probablemente por saber que no se iba a comercializar, el responsable de su cultivo no se lo ha buscado todavía. Pero dice estar abierto a cualquier sugerencia que le llegue. La finca, a efectos comerciales, sí que lo tiene: Herradura Coffee Farm.
Herradura Coffee Farm es, como se ha dicho al principio, la única finca donde se hace café en la Europa continental. El matiz es necesario porque las portuguesas Islas Azores y las españolas Islas Canarias también forman parte de Europa y allí sí que se cultiva café. Dicen los más antiguos del lugar que desde hace 200 años, aunque de forma ordenada y con ánimo de comerciar con el producto, la aventura empezó a desarrollarse a finales del siglo XX.
En el valle de Agaete, en la isla de Gran Canaria, está la finca La Laja, donde también se cultiva la variedad Arábiga. Allí las condiciones climatológicas son muy diferentes a las de la costa granadina: llueve más y hay más humedad, sobre todo. También hay más altitud y las plantas se cultivan a mil metros, aunque hay algunas parcelas a 1.500.
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