Turruñuelos, el gran yacimiento de Córdoba que depende del dinero de dos nuevos barrios

Los restos del cortijo de Turruñuelos, la hermana pobre de la arqueología cordobesa (que ya es decir existiendo Cercadilla y Ategua), se indagaron varias veces a lo largo del siglo XX y forman parte del patrimonio legalmente regulado desde los años noventa. Nunca han sido, sin embargo, objeto de más atención que la de cuatro expertos en la materia. De revistas especializadas y congresos internacionales.

Los que estaban encantados con esa famosa fotografía de un vuelo en la que se puede comprobar que era un recinto amurallado (o protegido) de planta perfectamente rectangular (las líneas de Nazca, se les llegó a llamar) y con la mayor parte de sus edificaciones en la parte norte. Con una parte especialmente protegida a la que se le ha llamado, en ocasiones, con el nombre de alcázar. Los debates sobre si es o no es la almunia de la Rusafa, el famoso patio de recreo de Abderramán I y sus sucesores, forman parte de la esgrima científica de la arqueología. Los nombres más destacados aseguran que no. Que Rusafa existió pero más cerquita de Córdoba.

La cuestión es si existe un plan concreto para el yacimiento en el que están identificados los gruesos muros de protección y algunos capiteles ricamente ornamentados. La respuesta es sí. Que acabe siendo municipal pero siempre que lo financie un tercero. En este caso, promotores de suelo. Por tanto, Turruñuelos puede ser un yacimiento arqueológico preservado en tanto se activen las piezas de suelo correspondientes. Si no hay pisos nuevos, no hay restos históricos califales.

Lo dice el Plan General vigente. La almunia de Turruñuelos está deliminada como un sistema general que, ni más ni menos, tiene medio millón de metros cuadrados. Algo así como la mitad de lo que ocupa la zona intramuros de Medina Azahara a la que se le atribuyen 112 hectáreas. Los redactores del plan optaron por dividir, a efectos de gestión, el yacimiento en dos (4.a y 4.b se llaman) con el objetivo de hacer digerible el asunto.

Cada uno de los 250.000 metros cuadrados de yacimiento de Turruñuelos, en cifras gruesas, se asignaron a un nuevo barrio de Córdoba. Quien promueva esos barrios, sabe que, para ganar dinero, tiene que pasar por caja. En este caso, entregándole al Ayuntamiento de Córdoba los terrenos señalados limpios de polvo y paja. El urbanismo se basa en la equidistribución de beneficios y cargas. Quien espera ganar dinero con la actividad sabe que tiene que cumplir.

Uno de los sectores asignados a la compra del yacimiento es la Ciudad Jardín de Levante. Y eso está en manos de la Gerencia de Urbanismo. Los promotores del crecimiento oriental de Córdoba llevan varios años pidiéndole al Ayuntamiento que le permita impulsar el nuevo barrio. E impulsar implica meterle un poco de mesura económica a los diseños que se llevaron a cabo antes de que el sector de la construcción hiciese pum.

La cosa es que la Gerencia de Urbanismo nunca ha contestado a esas solicitudes a pesar de que la nueva ley autonómica del suelo le conmina (por no decir que le obliga) a abordar el asunto con prontitud. Levante tiene promotores con dinero que, al calor de la Base Logística, están decididos a invertir. El silencio municipal explica que hay otros planes: agotar Poniente antes de permitir que se ponga un ladrillo en la reserva estratégica oriental del suelo de la ciudad.

El segundo sector que tiene que comprar suelo en Turruñuelos para crear un súper parque arqueológico es el plan de sectorización O-1, que tiene el nombre comercial de Puerta de Córdoba. Es una enorme extensión de terreno que se encuentra frente al Reina Sofía, al otro lado de la Ronda de Poniente y dividida por la carretera del aeropuerto.

Urbanismo sí que quiere impulsar este sector que da para casi siete mil viviendas tras los últimos cambios realizados. El problema está en la Consejería de Cultura. Los técnicos de la institución informaron el proyecto con una bomba. Propusieron que no se permitiesen realizar garajes en planta sótano y que se limitasen las afecciones de subsuelo para preservar el arrabal histórico existente. El Ayuntamiento dijo que contestaría el informe para intentar encauzar el barrio pero el dictamen ahí sigue.

Una clave de Turruñuelos asegura que los promotores tienen que entregarle al Ayuntamiento el futuro sistema general pero corren de su cuenta las investigaciones que hay que llevar a cabo. También, todos los procedimientos de acceso, custodia y control de lo que allí, sea almunia o cuartel militar califal, se encuentre. Y esa es la parte que está menos clara.