Soñemos

Aprovecho para hablar con mi pareja, esposa desde hace 56 años, cuya conversación es mucho más agradable que conocer las últimas mentiras y el atajo de barbaridades y gilipolleces generadas por quienes pagamos para que gobiernen España y se dedican a dividir a los españoles y criticar a sus oponentes políticos.

Como lo que no quiero para mí, tampoco lo deseo para mis lectores, permítanme soñar. Como dijo Eleanor Roosevelt, el futuro pertenece a quienes creen en la belleza de sus sueños. Así pues, soñemos juntos.

Imaginemos que el alcalde una ciudad, pongamos como ejemplo Córdoba, reúne a los concejales, sin excluir a ninguno, y les manifiesta lo siguiente: «Estamos aquí para gestionar de la mejor manera el presupuesto municipal y hacerlo siempre al servicio de los ciudadanos. Por eso, y aunque mi partido dispone de mayoría absoluta, quiero que el gobierno municipal esté formado por los mejores. Estoy convencido que en los partidos que hoy son oposición, hay personas muy valiosas que deberían participar de forma directa y sin renunciar a nada en el gobierno de la ciudad. Por eso quiero, si estáis de acuerdo, que me propongáis nombres y funciones a realizar. Estoy dispuesto a hablar con los responsables de todos los partidos para conformar el mejor gobierno para esta ciudad. Una vez constituido, nos pondremos manos a la obra para hacer de Córdoba la ciudad que merecen aquellos que nos han dado su representación. Espero vuestra respuesta».

¿No es bonito? Un pueblo dividido y enfrentado no tiene porvenir. El peor enemigo del pueblo es el gobernante que nunca ve nada bueno en quienes no piensan como él. Comprendo que esto es un sueño. Pero convendría hacerlo realidad para evitar que el sueño se convierta en pesadilla.