Soldados, esclavos y lucha por el poder: una exposición resume la visita de Felipe II a Córdoba

La exposición 'Córdoba, capital de un imperio. La visita de Felipe II en 1570' bucea desde este lunes en los fondos notariales de esta institución para mostrar, por una parte, documentos de personajes importantes de la época relacionados con el rey, pero también recuerda con paneles lo que sucedió en la ciudad en aquel tiempo.

Estaba previsto haber inaugurado la muestra en 2020, por el 450 aniversario, pero las distintas fases de la pandemia han obligado a aplazarla hasta este momento. En su organización ha participado la Universidad de Córdoba.

Noticia Relacionada

La exposición sobre la visita de Felipe II a Córdoba, en imágenes

Valerio Merino

Documentos y paneles recrean cómo la ciudad fue capital del gran imperio de su tiempo de febrero a abril de 1570

Dirigida por el historiador Antonio José Díaz, la muestra habla incluso de cómo el anuncio, en el otoño de 1569, de la estancia del monarca, revolucionó la ciudad y a sus habitantes, desató los preparativos y motivó que muchos profesionales alquilaran casas para instalarse en la ciudad.

Felipe II llegó a Córdoba el 20 de febrero de 1570 y entró por Puerta Nueva, mejorada para la ocasión. En aquel momento se libraba la llamada Guerra de Granada, con la que se sofocó la Rebelión de la Alpujarra que lideraron los moriscos, y la posición estratégica de Córdoba la hacía ideal para seguir el conflicto.

La muestra recoge documentos de la época, como la orden del rey a un cordobés, el capitán Armenta, para que busque una compañía de 50 jóvenes que acudan a la guerra de Granada. La reproducción de un dibujo de Antonio Van Den Wyngaende muestra cómo era la ciudad en ese momento.

Era entonces Córdoba, con 52.000 habitantes, la quinta ciudad de España, por detrás de Sevilla, Granada, Toledo y Valencia, y en Córdoba, como se explica, se establecieron también las cortes, que se reunieron en la capilla de San Clemente de la Mezquita-Catedral.

Algo significativo de este momento fue el desfile, el 13 de abril de 1570, de una compañía de 200 jinetes al mando del Duque de Medina Sidonia, que acudían de combatir a los moriscos, y que entraron de forma espectacular por el Puente Romano.

La Guerra de Granada tuvo gran incidencia en algo que entonces era normal: la venta de esclavos. Muchos de los prisioneros tuvieron este destino, y en la muestra hay documentos de la compra de una de ellas. Su aumento en este tiempo consiguió, como cuenta la exposición, que se hiciesen más baratos y que capas más amplias de la población tuviesen acceso a ellos.

Aunque hubo movimientos para conseguir que la corte se quedase en Córdoba, Felipe II terminó por marcharse de la ciudad. Madrid se perfilaba para entonces como la futura capital. Una parte de la exposición se dedica a contar qué sucedió con quienes participaron con la estancia regia, y todos se vieron recompensados.

Así, el entonces corregidor de Córdoba, Zapata y Cisneros, fue promovido a asistente de Sevilla poco después y más tarde a miembro del Consejo de Estado. Ambos cargos equivalen al actual de alcalde. El obispo de Córdoba, Cristóbal de Rojas, llegó en 1572 a arzobispo de Sevilla, y uno de los miembros de la comitiva, el franciscano Fray Bernardo de Fresneda, fue el nuevo titular de la silla de Osio.

El deán, Francisco de Pacheco, sería luego nombrado obispo de Málaga. En la ciudad quedó para siempre la espada de Felipe II en las tumbas reales de San Hipólito, un templo al que rey dio nuevos estatutos para otorgar más dignidad.