Gestionar el paro

Sin embargo, la relevancia de la noticia de la falta de mano de obra para las campañas agrícolas en España no ha provocado preocupación ni mención en proporción a su importancia. Si queremos que los supermercados estén llenos de productos variados, con las dificultades para el comercio internacional por los cierres de fronteras, y ante una subida de precios que puede agravarse ante la escasez , necesitamos recoger los excepcionales productos de nuestro campo.

Es un sector estratégico y más en un momento en que el turismo está congelado. Nuestro campo y sus empresarios ven con angustia que no pueden recoger sus cosechas, unas veces porque los precios en origen no lo compensan, y otras veces porque no cuentan con la mano de obra exterior por el cierre de fronteras.

Si añadimos que el paro ha subido exponencialmente por el cierre de tantos sectores y negocios, y que normalmente la demanda se da en zonas donde las cifras de paro son altas, no podemos más que pensar en l a ineficiencia del sistema de gestión del INEM y en la legislación al respecto. Ahora se está cacareando a los cuatros vientos el ingreso mínimo vital, muy bien, pero no puede ser que habiendo demanda de empleo se tenga que recurrir a mano de obra de dudosa procedencia.

Se debiera permitir trabajar temporalmente sin perder el derecho a paro con papeleos infinitos y no desincentivar fiscalmente el tener dos o más pagadores haciendo tener que pagar en la declaración de la renta cuando no llegan a los mínimos establecidos

Cuando surge demanda de mano de obra en Huelva para los frutos rojos, el ajo en Córdoba, la recogida de aceituna en Jaén o la fruta en Almería no puede ser que nadie se apunte habiendo cifras de paro de dos dígitos en la misma zona. Hoy hay medios a través del móvil para detectar quiénes están apuntados al paro en la zona, o sin recursos, y con las circunstancias personales adecuadas para abastecer a aquellos que nos abastecen.

Es precisa agilidad en la gestión de la demanda y oferta de empleo a través del móvil para un mercado eficiente de trabajo, que asigne la mano de obra más cercana a la demanda para que los costos de los traslados o de alojamiento haga que no sea rentable la recogida del alimento, pero hay que movilizar la mano de obra de gente que lleva más de dos años sin trabajar , de aquellos jóvenes sin formación que no trabajan porque si no, desincentivamos el trabajo en un país a la cola en las estadísticas del paro y educación.

Es absolutamente prioritario que la demanda se case con la oferta local en estos momentos porque las ayudas sin contrapartid a tienden a quitar las ganas de trabajar en colectivos potenciales y se deben asignar a gente con verdadera necesidad , como una mujer limpiadora enferma de cáncer que no tiene incapacidad laboral absoluta, que la deja el marido con dos hijos y una hipoteca, que no tiene formación para hacer otra cosa ni dinero para divorciarse y se encuentra en un limbo que no le permite cobrar ninguna ayuda.

La otra alternativa es poner a nuestros presos a recoger ajos en una Córdoba con una tasa de paro que sonroja. ¿Estamos dispuestos a que se pierdan nuestras cosechas?