Los vecinos de Ciudad Jardín en Córdoba: «No podemos creer que alguien matase así a Rosita»

Según estas mismas fuentes, el hijo de la fallecida , que vivía sola, acudió hasta la casa de su madre, en el barrio de Ciudad Jardín de Córdoba, ya que no le contestaba a sus llamadas , y al acceder al inmueble se encontró el cadáver con señales de violencia al presentar un fuerte golpe en la cabeza.

La Policía Nacional emprendió entonces la investigación correspondiente, que se encuentra bajo secreto de sumario.

El suceso ha conmocionado al barrio. En una cafetería próxima al domicilio de la víctima, donde solía ir esta señora, todos coinciden en el trato amable y afable de esta octogenaria , que desayunaba habitualmente con un grupo de amigas , y visitaba la parroquia de Santa Teresa , sin que nada hiciera presagiar su trágico final dos días después. En el bloque número 20 de Maestro Priego López los vecinos aún el pasado sábado por la tarde no sabían qué había pasado. « Sabíamos que Rosita había muerto porque lo escuchamos en el rellano , y había mucho trasiego de agentes de la Policía Nacional al filo de la madrugada del jueves al viernes», relatan dos vecinas a ABC en la esquina de la vivienda. «Llegamos tarde de trabajar y salimos temprano, quizá por eso no oímos nada ni discusión ni golpes ni nada . Estamos conmocionadas, no podemos creerlo», aseguraban a ABC.

Incrédula y con los ojos muy abiertos al enterarse en ese mismo momento que la muerte de su vecina había sido un posible homicidio estaba una joven universitaria italiana que hacía su doctorado en la Universidad de Córdoba y que vivía sobre la casa de la víctima. «Los vecinos nos enteramos que había muerto una vecina mayor pero no sabíamos que alguien la había matado , y menos que era de este mismo bloque», admitía a ABC.

«Hasta ayer había una cinta policial en la puerta, pero ya no está; como no hay ascensor bajamos y subimos por las escaleras mi hermana y yo y la veíamos pero no podíamos imaginar algo así », cuenta esta joven con acento italiano.

Otro de los vecinos, el de la planta segunda (bajo la casa de la víctima) aseguraba que se había enterado por la prensa, pero que no le encajaba que nadie la hubiera matado. « No sé quién ha podido ser la vecina que se ha entregado, porque enfrente vivía un matrimonio mayor, pero no tanto como Rosita . El resto del bloque es tranquilo también», comenta incrédulo con la noticia de que se ha entregado la autora confesa.

Más abajo aún, en el primero, un joven con un bebé en brazos asegura que no sabe nada porque quien vive ahí es su suegra , pero que él no estaba días atrás y no sabe absolutamente nada, eso sí, se ha quedado cuidando al bebé porque no estaba la dueña de la casa.

Mientras tanto, una de las dos amigas de la parroquia de la víctima al enterarse de la noticia en ese momento, y pese a haber estado con la familia en el funeral, pide sentarse y tomar aire, al sentirse mareada, sin poder asumir que su amiga Rosita a la que daban sepultura por la mañana en Santa Teresa realmente no había muerto de forma natural , sino que alguien la mató.