Así trabajan los «detectives de herencias»

Esos son los datos que maneja Coutot-Roehrig , una empresa especializada en genealogía sucesoria que lleva más de un siglo (desde 1894) recopilando datos de sucesiones hasta alcanzar los 1.200 millones de referencias , una sexta parte de la población mundial actual. Con esa base de datos, Coutot-Roehrig puede ayudar a localizar a un heredero en cualquier parte del mundo . Por supuesto, a cambio de una parte de la herencia.

Por su pericia como «detectives» en busca de herederos , el Colegio de Administradores de Fincas de Córdoba (CAFCórdoba) acaba de contratar los servicios de Coutot-Roehrig. Para los gestores de inmuebles es importante localizar a los herederos de una propiedad para que hagan frente a las posibles deudas , que van desde la morosidad por fallecimiento de un propietario a los impagos de los inquilinos, o cualquier otra carga que impida la venta de una finca. Nadie está obligado a aceptar una herencia negativa, es decir, aquella en la que el valor de las propiedades es inferior a las deudas. Pero si es positiva, entra en juego Coutot-Roehrig.

Lo primero que hace la consultora es elaborar un estudio jurídico y económico para conocer si las herencia es positiva. Si lo es, comienza la búsqueda de los beneficiarios, donde quiera que estén. Antes, la empresa se hace cargo de todos los gastos , incluido el polémico impuesto de sucesiones de la Junta de Andalucía y las deudas que reclaman los administradores de fincas. La empresa garantiza en su web que si «resulta que el pasivo sucesorio es superior al activo esperado, correrán a nuestro cargo todos los gastos anticipados».

El punto de partida de las pesquisas es la enorme base de datos , pero es imprescindible el trabajo de campo, afirma Lamberti. Una vez localizado el heredero, Coutot-Roehrig le presenta un contrato en el que el beneficiario acepta abonar todos los gastos en los que haya incurrido la empresa además de un porcentaje como beneficio .

La comisión se cobra del resultado neto de la herencia , sostiene Lamberti. Es lógico, ya que nadie va a pagar por recibir una herencia. Y es así como ganan todos : el heredero, la consultora y, cómo no, los administradores de fincas, que ven resueltos buena parte de sus problemas.