La sensatez de Ambrosio

Javier Tafur

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19/01/2019
Actualizado a las 23:12h.

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Ambrosio se ofrece como «el cambio sensato» a sí misma. Diríase que lo suyo va camino de la esquizofrenia . Es como confesar un pecado y querer repetirlo a modo de penitencia. O tal vez se trate de que la alcaldesa se ha ... hecho ultraconservadora y piensa con Lampedusa en que «hace falta que algo cambie para que todo siga igual», siempre y cuando el algo no aluda a ella. Pero la cosa no se me figura tan rebuscada ni tan literaria. Porque al parecer ese cambio no se refiere al presente, que sería lo natural, sino al pasado de la política municipal cordobesa , por lo que cabría preguntarle por qué no lo ha procurado durante su mandato. ¿Se lo ha impedido la oposición? ¿Se lo ha impedido Izquierda Unida ? ¿Se lo ha impedido Ganemos ? ¿Se lo ha impedido su propio partido? ¿Se lo ha impedido su marido porque no se fía de su propio partido? ¿No ha sabido por sí misma cómo hacerlo?... Son preguntas que merecen una respuesta sensata , o siquiera inteligible. Al cabo, diera la que diera, que no dará ninguna, solo estará reconociendo el hecho de que su alcaldía ha sido un tiempo muerto del que ella aún quiere sacar provecho proponiendo acaso, cínicamente sin duda, el cambio que considera sensato en la alineación o en la alienación, que viene a ser lo mismo en este caso, del futurible equipo de gobierno , para que éste supuestamente haga lo que debió hacer y no hizo. Es decir, que ella se desentiende de su responsabilidad en el fracaso y la traslada a sus colaboradores inmediatos y forzados. O sea, que lo que quiere Ambrosio es que Pedro García desaparezca de su vida y de la de los cordobeses. Que es igualmente lo que quieren los colegios profesionales que tienen trato con él y probablemente hasta los colegios de primaria si se les preguntara. Pedro García es una rémora política tan insufrible para todos que incluso la Pernichi ha sido capaz de arrancarle 109 votos al monolítico comisariado comunista. Pedro García es el paradigma de la ineficacia veteada de demagogia con un punto de bellota chulesca . Es historiador y mecería serlo de sí mismo para que sintiera el desconsuelo de historiar la nada.