Opinión

Presupuesto reversible

Tan crucial es una amplia política social como una rueda de inversiones apoyada, más que nunca, por agilidad burocrática

El alcalde de Córdoba, José María Bellido, antes del confinamiento Valerio Merino

19/04/2020
Actualizado a las 00:36h.

La urgencia del presente también ha impulsaba la aprobación de los presupuestos del Ayuntamiento de Córdoba hace unos días. Si en nuestra otra vida ya iban con retraso, en el escenario de emergencia que el coronavirus ha dejado carecía de sentido volver ... a elaborar unas cuentas ex profeso para la crisis de la pandemia o arbitrar una serie de cambios de mecánica hacendística que, en ambos casos, hubieran provocado una dilación injustificada. Y aunque nos dé la sensación de que en este confinamiento lo que nos sobra es tiempo, justo es lo contrario para quienes tienen que estar en la primera línea. De cara a la galería se pueden hacer reproches al equipo de gobierno por no haber admitido casi ninguna enmienda de la izquierda —puesto que no le quedaba más remedio que aceptar las de Vox, su socio de investidura, para sacar adelante las cuentas—.

Tal vez el que se le pueda hacer es que no estuviera aprobado ya el programa económico de 2020 . Algunas de las propuestas presentadas por la oposición eran bastante discutibles y demagógicas. Cuidado con la demagogia en los días que están por venir. Otras resultaban lógicas y sensatas en una coyuntura que precisa de consensos y no disensos. Ahí tienen al alcalde de Madrid, zona cero del Covid-19 en España, con la oposición hecha una piña detrás de él. Pero poner en carga 405 millones de euros ahora mismo en Córdoba admite poca discusión. Y a partir de este momento, esa mecánica presupuestaria permite hacer todas las variantes necesarias para hacer reversible un plan económico que se armó con otro horizonte, con otras perspectivas y con otra directriz política completamente distinta. Uno de los presupuestos más ambiciosos de los últimos tiempos en Córdoba, flexible en lo fiscal, y en un campo de juego abierto a muchos proyectos de inversión privada y a una reactivación del pulso en la ciudad imprescindible tras el corpus de seguridad jurídica y confianza restablecido.

Sin embargo, la pandemia ha quitado el color a la escena y ha matizado de forma intensa los grises. Puso el alcalde Bellido en su comparecencia tras el pleno telemático el foco en el plan de choque que está por llegar, tendiendo la mano a un entendimiento que no ha habido en las cuentas y que se torna fundamental entre todos. Públicos y privados. Obliga a todos a estar a la altura de las circunstancias. También al Gobierno y la Junta hacia los más pequeños de la escala: los ayuntamientos, donde primero se pide. Córdoba puede volver a los cincuenta mil parados en los próximos meses, el maldito techo de la anterior crisis, y es obvio que el colapso social ha llamado a la puerta. Los más optimistas barruntan un pronto rebote económico en menos de un año, lejos de aquella recesión sostenida en el calendario de hace más de un lustro y que fue agotando recursos compensatorios. Y aunque se han instalado en la ciudad unos primeros diques que parecen estar funcionando para la gran batida de necesidad que se ha extendido, por la no menos vital actuación de agentes sociales y anónimos, hay que reorientar recursos municipales a toda máquina para una sólida estrategia paliativa.

Aunque hay que seguir sembrando, y tan crucial en estos momentos es una amplia política social como una rueda de inversiones acompañada, más que nunca, de una agilidad burocrática que no atasque las actividades que generan puestos de trabajo. La colaboración de todos los empleados públicos es determinante. Tan importante es un paño caliente como crear oportunidades, y sólo el empleo acaba quitando de verdad el hambre.