Córdoba sin paga

Los Presupuestos Generales del Estado son la paga que España le da a Sánchez para que haga con ella lo que quiera. Con la paga y con España . Dure lo que dure, y durará, se comporta como el propietario de esta vieja realidad sentimental hecha de pequeños egoísmos independientes. El enérgico pueblo español se limita a desahogarse en los desfiles, para inspirar a Alfonso Guerra, que es el gracioso del PSOE . No habiendo podido llegar a intelectual, como a él le habría gustado. La Base Militar Logística , que parecía un proyecto de ámbito e interés nacional, queda en los presupuestos como una vaga astronomía de dineros inconcretos. García Lorca me en- tenderá. Quizá pueda contar con la colaboración de la Iglesia cordobesa , mediante colectas extraordinarias en las misas dominicales. No creo que a Dios le parezca mal, porque en peores garitas ha hecho guardia Él. Para financiar la autovía a Badajoz , ahí están Caritas, Cruz Roja y el Banco de Alimentos. Córdoba, ciudad de beneficencia, que vota y calla. Gratis total. Con seis dioptrías.

A fuerza de estar lejana y sola, y callada, Córdoba tuvo que volverse ahorrativa . Ahorrativa de lo poco que le daba el Estado. Porque tener, sobrado capital de historia y de cultura ha tenido siempre. Y de hidalguía. Teniendo únicamente eso se puede vivir, claro, a condición de que el pueblo sea de poco comer. José María Pemán, que es una cita para molestar, ya había advertido «que Andalucía / es una señora de tanta hidalguía / que apenas le importa lo material». De señorío sabe tanto Córdoba que no alardea de ser la que más sabe, únicamente de que sabe tanto como la que más. Ni de su propia grandeza presume. Para qué, si no se presume de respirar. A sus hijos les ha costado tiempo entender la clase de madre que tienen. Ahora comparten su orgullo con los visitantes que vienen a acompañarla y se deslumbran con tanta gloria, definitivamente cercana. Fluye con moderación el dinero. No es como el Guadalquivir , pero lleva caudal suficiente para ir dorando las arenas; que siempre habían sido nobles, eso resultaba más económico. Es un río todavía pequeño, que necesita de la lluvia para no secarse. Ahora llueve, aunque sea poco. Que no escampe. Cuanto más siento a Córdoba , donde tiene su domicilio el sol, y cuanto más la canto con mi pequeña voz, más fuerte noto que me ahíja esta tierra de luz, en la que se me ha ido poniendo cara de antepasado. Madre sí hay más de una.