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Pretérito imperfecto

Paco Morales

Despierto, inquieto, vehemente, tímido, impetuoso y, sobre todo, talentoso

Paco Morales junto a su esposa y socia, Mariana Tapia Valerio Merino
Francisco Poyato

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Tiene cara de haber sido uno de los más listillos de la pandilla del barrio, pero, a la par, a sus treinta y algunos alumbra una luz infantil en su rostro con dos generosos anteojos que predican el afán de atrapar todo el conocimiento por ... sus cristales. Despierto, inquieto, vehemente, tímido, impetuoso y, sobre todo, talentoso. Insoportablemente genial. El resultado de su biografía, de sus capas de experiencia, de su niñez en la Fuensanta , de sus sufridos veranos cordobeses asando pollos junto a sus padres a 50 grados centígrados -en la mejor escuela que probablemente haya tenido y tendrá-, de su paso por el IES Gran Capitán y su impagable escuela; de su indomable espíritu por crear y aprender en los fogones de Aduriz o Adrià y de su encuentro consigo mismo y su sello gastronómico en la Córdoba que lo vio irse muy joven... La factura final de este ejercicio del ser y el estar, digo, se halla en cualquiera de sus platos con sólo mirarlos y luego degustarlos. Hay artistas que nos cuentan la vida y sus grandezas y miserias en una pintura, en una canción o en un verso alejandrino... y Paco Morales lo hace por inundación de sentidos como el gusto, el olfato, la vista y el riego final del insondable introverso.

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