Manuel Díaz

La recogida de firmas impulsada por Equo para impedir que la noche del treinta y uno de diciembre asome por los televisiones «El Cordobés» es una de esas algaradas populistas revestidas del rigor y compromiso dirigida al empeño de salvarnos de la incultura y la necedad para marcarnos, claro, el camino de la libertad. Libertad de elección que nosotros, oh pobres adocenados, no podemos ejercer.

Para Equo, los andaluces no sabemos discernir entre ver la plaza de Las Tendillas desde la tele con «El Cordobés» o marcharnos a Austria a escuchar la marcha Radetzky en el patio de butacas de la sala dorada de la Musikverin, o bien optar por la salita de Fuengirola escuchando la radio, mientras alguien da cuenta de que el año acaba. Eso es inadmisible. Tampoco conciben influir en el vecino triste para que ese día baje a nuestra casa y comparta las uvas ante el reloj de cuco de la abuela, y nada más. Son alternativas y podemos elegir entre todo eso y también al Cordobés , por castizo y por torero.

Parece que s i escapamos a la concepción del mundo que propone el partido , la condena y el escarnio es seguro porque cuentan con el manejo de las redes sociales y la consiguiente atención de los medios de comunicación (no todos). Para partidos políticos como Equo, el único modelo de sociedad avanzada y democrática equivale a una intervención suya que nos aleje de convicciones ajenas a las que ellos ofrecen. En su modelo de sociedad, la libertad comienza en la imitación de sus preceptos y el resto son decisiones rancias, retrógradas e inmovilistas.

Elijan ustedes lo que les plazca . Y si media el dinero público de la RTVA, no teman. Con dinero nuestro pagamos el alumbrado de Navidad de Córdoba aunque no nos guste y abonaremos el exorno laicista de la Cabalgata de los Reyes Magos, me temo.