Depende...
Mala la propuesta, peor la reacción
El pin parental de Vox ha tenido más debate que el «dedazo» de la fiscal general del Estado o querer modificar el delito de sedición
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónNo ha sido el escandaloso nombramiento como fiscal general del Estado de la diputada y antigua ministra de Justicia Dolores Delgado . Tampoco el asombroso anuncio de un proyecto de reforma del Código Penal que constituiría un indulto encubierto a los golpistas. Ni siquiera ... los impagos del IVA y la desleal conducta del Gobierno central con las autonomías. La propuesta de Vox de implantar el llamado pin parental y las reacciones ante la misma han centrado el debate. La propuesta de Vox es prescindible e innecesaria, pero la respuesta del gobierno es deleznable y ofensiva. El pin parental es un invento dirigido a provocar. Sólo pretende dividir y no obedece a una demanda social ni siquiera minoritaria. No busca solucionar un problema que, más allá de episodios aislados a erradicar, no existe: pretende crearlo, con cierta mala fe y evidente intencionalidad electoral. La reacción del gobierno, con sus zafias referencias a la propiedad de los hijos , es bochornosa, reflejo de una concepción totalitaria de la sociedad y de su animadversión a la libertad individual y a la familia como célula esencial de la sociedad. Si aquellos no llevan razón, estos la tienen aún menos. Lo lamentable es que ambos, Vox y gobierno, chapotean felices en la confrontación y en la discordia y provocan reacciones poco meditadas de quienes están llamados a imponer la sensatez.
Cuestión distinta al debate sobre la bondad del pin de marras es la relativa al derecho que los padres, como responsables y -en palabras del Papa Francisco - custodios de nuestros hijos tenemos a la hora de decidir su formación religiosa y moral. Ese derecho existe. No sólo lo amparan la Constitución y la Declaración Universal de Derechos Humanos, sino el más elemental sentido común. Cualquier desviación que pretenda limitarlo, cualquier acto que cercene los cauces, que por fortuna existen, establecidos para garantizar su ejercicio debe ser combatido sin descanso. Pero la forma de enfrentarse no es la invención de un problema inexistente para darle solución, o simularlo, con una hueca excentricidad. El pin parental es una mala idea. Al menos es una muy mala idea hoy. Hay mecanismos que permiten denunciar un posible adoctrinamiento (que existe en Cataluña en ámbitos ajenos a la moral) y que garantizan el derecho de los padres a decidir la formación moral de sus hijos. Ahora bien, si las evidentes tendencias totalitarias de parte de este gobierno de inspiración chavista se extendiesen groseramente al campo educativo sería necesario replantear un juicio hoy bastante claro. Confiemos que no sucumba a la tentación.
Ojo, sin embargo, con negar derechos. Una ofensiva del gobierno haría replantear la bondad de la propuesta a quienes hoy la vemos como un disparate. Pero el futuro podría hacer que se lo replanteasen los que hoy se presentan como mártires y adalides de la libertad de los docentes : ¿querría el pin parental doña Irene Montero si un eventual gobierno con responsabilidades de Vox en el ámbito educativo impusiese la celebración de talleres extraescolares en los que se negase algún concepto como la violencia de género ? Cuidado con el péndulo, que va y viene.
Límite de sesiones alcanzadas
- El acceso al contenido Premium está abierto por cortesía del establecimiento donde te encuentras, pero ahora mismo hay demasiados usuarios conectados a la vez. Por favor, inténtalo pasados unos minutos.
Has superado el límite de sesiones
- Sólo puedes tener tres sesiones iniciadas a la vez. Hemos cerrado la sesión más antigua para que sigas navegando sin límites en el resto.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónEsta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete