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La graílla

Médicos de familia retirada

Dónde se ha visto que un Estado laico pague por un concepto tan cristiano

Sala de espera en un centro de salud Valerio Merino
Luis Miranda

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Los mayores panegiristas de la sanidad pública tienen seguro médico, cuentan sus dolores a profesionales que no miran el reloj cuando los reciben y pasan la convalecencia de las pequeñas operaciones y de las cesáreas en el espacio diáfano de la habitación de un ... hospital privado. Antes podía ser una sospecha, algo así como la intuición de que tanta alabanza sonrojante no era más que un falso «disfruta lo que yo te diga, pero no pidas que yo me conforme con eso». Cuando esta semana la Junta de Andalucía presentó el plan para que la atención primaria despierte de la catatonia a la que ha llegado entre la gripe, la tentación de diagnosticar por teléfono hasta las manchas de la piel y la epidemia de PCR’s, alguien se atrevió a hablar de médicos de familia y no hubo un escándalo que desenroscara las persianas e hiciera temblar los cristales de los áticos.

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