Leona íbera de La Rambla | Íker Jiménez y las claves que rodean al «gran hallazgo arqueológico del año»

La Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía , a cuyos técnicos avisó el agricultor cuando halló la escultura, ya ha anunciado una intervención arqueológica en la zona para intentar averiguar algo más sobre el lugar donde se hallaba y su contexto histórico. De momento, se apunta a unos 2.500 años atrás como fecha en la que pudo haberse realizado y gana enteros la teoría de ser un hito que integraba un asentamiento funerario, una señal para indicar el lugar donde reposaban los restos de una persona de alto estrato social en la epoca.

La leona ibera de La Rambla encuentra parecidos con otras figuras felinas -también leonas- que se encuentran en el Museo Arqueológico de Córdoba y halladas en puntos de la Campiña como Baena o Nueva Carteya . Así lo puso de manifiesto en el programa de Íker Jiménez la directora del centro expositivo, María Dolores Baena, para la que « es un carnívoro atacando a un herbívoro, un carnero , creemos que es un felino, una leona».

«Por ahora nosotros barajamos la hipótesis de que es una leona por los rasgos estilísticos que tiene, por la forma de la cabeza, algunos rasgos como la cola, como otras leonas que tenemos en el Museo», añade. Algunas voces expertas creen que podría tratarse de un lobo, no obstante.

La dimensión del hallazgo trasciende fronteras. Además del eco que tuvo este descubrimiento en numerosos medios internacionales, muchas voces hablan ya del «hallazgo arqueológico del año» y de la «dimensión internacional» del mismo en un lugar como «Andalucía, que tiene una altísima densidad arqueológica; en Andalucía hay ciudades por descubrir», indicó en el programa Manuel Pimentel , exministro, escritor y editor, además de amante de la arqueología, quien subrayó el «elemento azaroso» de este episodio.

La leona íbera hallada el pasado 28 de octubre en el término municipal de La Rambla tiene un indudable interés. Es una escultura de bulto redondo, labrada en piedra caliza, con un peso de 166 kilos y unas dimensiones de 106 centímetros por 50’5 y por 34’5 centímetros. Se encuentra en un gran estado de conservación y contrasta el hieratismo estilístico de las esculturas íberas con un sorprendente dinamismo y movimiento en su tallado, otro de los elementos que ha sorprendido a los expertos.