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La Graílla

Sentarse al volante ajeno

Habrá que andar en los mocasines del que hace dibujo técnico para llegar a su casa

La calle Cruz Conde, peatonalizada, durante la instalación del espectáculo de Navidad Valerio Merino
Luis Miranda

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El coche que molesta es siempre el ajeno. El que debe subirse a la acera de una calle estrecha de la Ajerquía para que pase una berlina rugiente y tendrá que quitar la cabeza del niño del lugar por el que avanzan ... los retrovisores con intermitentes clamará contra el fastidio de que el tráfico altere las proporciones naturales de la vida en esos barrios viejos , pero no será capaz de notar nada cuando vaya al volante del suyo y pueda apartar a los peatones con un suave golpe de claxon si es que han cruzado por donde no deben. Hace unos años, en Córdoba empezó a expulsarse a los vehículos privados de las calles y plazas y si todo el mundo lo celebraba era porque sobre todo se preguntó a quienes decidían, a quienes inspiraban y a quienes tenían llenas las anchas terrazas que ocuparon el sitio por el que antes pasaban los utilitarios y monovolúmenes.

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