La Feria del Teatro del Sur de Palma del Río arranca el martes con un amplio abanico de propuestas

La localidad de la Vega está por ello de cumpleaños, pues no es fácil mantener durante más de tres décadas , y con dos crisis económicas por medio, un programa cultural tan específico, innovador y selecto como éste. Detrás de tal éxito existen argumentos, pero sin duda el principal está en la gente de Palma del Río, que desde el principio hizo suyo este proyecto hasta convertirse, como público entendido y sutil, en el protagonista por excelencia del festival.

El director de la Feria y gerente del Gran Teatro de Córdoba, Ramón López, ha trabajado en esta propuesta desde sus inicios y conoce como nadie el trasfondo de este éxito longevo. «Corrían los primeros años 80 y nosotros éramos muy jóvenes y con mucho ímpetu», evoca, aunque reconoce que las infraestructuras culturales de Palma del Río, como las del resto de aquella España recién salida de la Transición, no daban para mucho.

«Había carencias y la primera edición la celebramos en una jaima que la Diputación Provincial tenía para usos culturales», explica López. La segunda edición, y vista la calurosa acogida de la primera, se trasladó sin embargo al vetusto cine de verano que había en el lugar donde luego, con los años, se habría de construir el actual Teatro Coliseo . También el teatro de calle, tan importante en esta cita, empezó a programarse aquí en esos inicios, con el recinto ferial de Palma como centro principal de atracción.

Ya por entonces andaban por allí algunas de las compañías que luego serían historia del teatro andaluz y del propio festival. Por ejemplo, La Jácara de Alfonso Zurro o Trápala , con el cordobés Juan Carlos Villanueva. También la gaditana Teatro Inestable, germen de la mítica La Zaranda ; La Caleta de Miguel Gallego o la histórica Axioma, liderada por Carlos Góngora . Este último recuerda ahora con orgullo aquellos primeros años de la feria, pues Axioma había acudido a Palma del Río incluso antes de que se celebrase la primera muestra.

En cuanto al éxito de la Feria desde sus inicios, también Góngora alude a ese ambiente especial que se da en Palma del Río durante estas fechas. «La Feria es ahora una fiesta, una gran fiesta , en la que reencontrarse con gente a la que aprecias y en la que recordar y celebrar», explica.

El mantenimiento y el dinamismo de este evento cultural queda claro pues que tiene que ver con esta conexión, pero no está solo ahí. El propio Ramón reconoce en ese sentido que fue decisiva la conversión de lo que al principio era una muestra en una feria, algo que ocurrió a finales de los 80, en su quinta edición . Ese cambio sucedió cuando las estructuras del teatro andaluz mostraban graves limitaciones, lo que permitió que Palma del Río se convirtiese en el escaparate vivificador de las nacientes artes escénicas de esta tierra .

«Fuimos de los primeros en España que logramos eso», recuerda López, consciente de que fue un gran salto pasar de ser una muestra dirigida al público a ser un festival al que acudían programadores, crítica especializada y profesionales del sector. Se podría decir que aquella decisión fue la que colocó definitivamente a Palma del Río en la red del teatro de vanguardia andaluz , donde Córdoba, curiosamente, casi nunca ha tenido una posición preponderante. La Feria gozó desde entonces de una utilidad para la pequeña industria teatral andaluza y eso le otorgó fortaleza para superar épocas de crisis en las que los fondos de las administraciones para asuntos culturales se veían muy disminuidos.

La última etapa del festival llegó a finales del siglo XX y comienzos del XXI y se aproxima hasta nuestros días, y eso a pesar del parón que en todos los ámbitos supuso lo que ahora se denomina como la gran recesión. Una época que ha estado marcada por la creación de cómodas infraestructuras como El Teatro Coliseo y por la reforma y mejora de las que ya existían. También por el hecho de la hostelería se sumó a esta evolución, con edificios que se volverían claves en la cita como la recoleta e historiada Hospedería de San Francisco . Se puede decir con ello que Palma evolucionó con su festival, de tal modo que el éxito de la Feria también supuso inversiones e hizo que los gestores públicos entendiesen la cultura como uno de los sectores interesantes para el desarrollo económico de la ciudad.

Lo que se aprecia en definitiva son aciertos sumados, que con el pasar de los años han permitido que en este municipio se hayan podido ver en primicia algunos de los montajes más exitosos del teatro español. También a numerosos actores y actrices que con el tiempo se han hecho célebres en el cine o en la televisión y que incluso ya instalados en la fama han vuelto a estos escenarios porque en ellos encontraban la magia del teatro en su más pura esencia y en su plena libertad.

Comienza fuerte, con « Luces de bohemia » de Valle-Inclán. Será el martes (21.30) en el Teatro Coliseo, donde llega a cargo de la Compañía de Teatro Clásico de Sevilla. Ese mismo día se anuncia un estreno, « Cortejo », y de madrugada « El asesino de la regañá ».

El miércoles, el turno de otro clásico español de las tablas del XX: « ¡Ay, Carmela! » de Sanchís Sinisterra. Otros platos fuertes del día son el estreno de « Distans » o un clasicón como « Otelo », ya de madrugada en la Casa de la Cultura.

La Feria seguirá el jueves con otra pieza emblemática, el «Así que pasen cinco años» de García Lorca a cargo de Atalaya Teatro y el Centro Dramático Nacional. Y a eso de la una de la madrugada, una especial « Lysistrata (2.500 años no es nada)», de la mano de Las niñas de Cádiz.

Concluye el viernes con presencia cordobesa: « Los primeros de Europa » de Estigma teatro. Además, el Coliseo acogerá « Algún día todo esto será tuyo » de Club Caníbal.