DESDE MI RINCÓN
Está en peligro la libertad
La disciplina de partido de los diputados es un serio riesgo para la ciudadanía cuando no se atienden a razones
Pedro Sánchez, durante la sesión de investidura en el Congreso de los Diputados
El portugués y Nobel de Literatura José Saramago se definía a sí mismo como un comunista libertario. De él traigo unas ideas que me sirven para exponer lo que pretendo. Decía que caminamos hacia los quinientos canales de TV y se preguntaba: ¿para qué ... sirven? Respondiéndose para que la gente no cuestione el poder. Estamos en una sociedad de ciegos. De ciegos que pueden ver pero que no miran. Sabias palabras las del escritor y periodista que deberían hacernos reflexionar.
En esto pensaba viendo el debate de investidura con el que nos han obsequiado los políticos en plenas fiestas de Navidad. Sería interesante preguntar a los millones de españoles que creen estar representados en los escaños, si están de acuerdo con aquello que dicen sus representantes, y si han valorado las consecuencias que pueden acarrear sus palabras, sus acuerdos y sus decisiones. Estoy convencido que la mayor parte ni los han oído ni les interesa lo que han dicho. De aquellos que han escuchado las diferentes intervenciones habrá muchos que saldrán desencantados con un espectáculo cuyo resultado, salvo honradísima excepción, era conocido antes de empezar. Los que dicen ser representantes de la ciudadanía oyen las razones que exponen los diferentes líderes pero no les sirven absolutamente para nada. Antes de entrar al hemiciclo ya saben lo que tienen que votar. Han recibido las instrucciones de lo que hay que decir, hacer, votar y hasta donde hay que dormir para no llegar tarde hoy martes. Todo aquello que oigan debe entrarles por un oído y salirle por el otro. Como los ciegos de Saramago, no es que los diputados españoles sean sordos, que no lo son, simplemente están inhabilitados mentalmente para digerir por sí mismos lo que oyen y tomar decisiones. El espectáculo del debate de investidura me lleva a decir que el Parlamento no representa ni por asomo la España real. ¡Me explico!
¿No es verdad que si reunimos a diez españoles en cualquier proyecto siempre existirán diferencias a la hora de tomar una decisión? ¿No es eso una realidad? Siempre surgen entre los miembros del grupo diferencias de criterio que por una u otra razón hace cuasi imposible tomar una decisión de forma unánime. Sin embargo en el Parlamento hay grupos de más de 100 miembros de diferentes sexos y provincias españolas, y nadie está dispuesto a cambiar su voto por nada del mundo. Por eso digo que lo que se ha percibido en el Parlamento no se parece en nada a lo que deberíamos ver si los representados estuvieran bien representados. ¿Democracia?
Decía Octavio Paz que «sin democracia la libertad es una quimera». Viendo lo visto yo me hago una pregunta. ¿Con tanto interés personal y disciplina de grupo político no estaremos poniendo en peligro la libertad de los españoles?
Noticias relacionadas
Renovación a precio de tarifa vigente | Cancela cuando quieras