El enigmático encapuchado que se aparece en las carreteras de la sierra de Córdoba

Los testimonios no han cesado de llegar, y uno de ellos tiene nombre propio: el del escritor Alejandro López Andrada (Villanueva del Duque, 1957). El autor relata en el libro un acontecimiento con fecha exacta: la madrugada del 1 de noviembre de 2002. Tenía que llevar a su hija Rocío y a una estudiante de intercambio irlandesa, que estaba pasando unos días con ellos, a Alcaracejos , desde donde irían con sus compañeros de instituto a Mérida.

Era un trayecto corto, pero nada más salir, y antes de incorporarse a la carretera, Alejandro López Andrada vio por el espejo retrovisor una silueta inquietante: un ser encapuchado , muy alto y que parecía flotar. En un principio no dio la voz de alarma, pero su hija también lo vio: «¿Ves lo que veo yo?». Conservaron la calma a duras penas como pudieron y decidieron esperar. Conforme se acercaba vieron que era gigantesco, de unos dos metros y medio , y que no tenía rostro. Su oscuro hábito parecía religioso , como el de un monje con capucha.

Al llegar a unos diez metros del coche , el escritor pisó el acelerador y vio cómo otro coche atravesaba la misteriosa silueta, que se desvanecía. Ahí acabó la historia, aunque con el misterio que siempre acompañará a quienes lo vieron. No son los únicos que han visto algo parecido: los miembros del conjunto de rock Medina Azahara vieron en la carretera N-432 , volviendo de un concierto en Zafra , una silueta parecida, con sotana de monje y la mandíbula desencajada. ¿Sería aquella «Maranga» que tanto conoce alguna gente de Los Pedroches y el Guadiato?