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REPORTAJE

El destino con fuerza biónica

Al agente de la Policía Nacional Rafael Prieto le dieron por muerto en un accidente de moto en septiembre. Pero renació

El agente de la Policía Nacional realiza unos ejercicios en el Hospital San Juan de Dios ROLDÁN SERRANO

R. AGUILAR

Era la víspera de su cumpleaños. Él lo recuerda bien. Es quizás lo último que recuerda. Que el día era normal. Un 29 de septiembre como tantos otros. Había estado estudiando porque sus aspiraciones eran —lo siguen siendo— pasar al grado de oficial ... en el Cuerpo Nacional de la Policía, donde presta sus servicios desde hace ocho años largos. Rafael Prieto era un hombre feliz. El mundo le sonreía. Un tipo con suerte. Un buen empleo y por el que además sentía —siente— una devoción profesional envidiable y contagiosa. Una familia con la que iba a volver a apagar las velas. Una novia con la que conquistar y escribir el futuro a medias. Pero esa tarde había algo esperándole. El destino. El suyo. Salió del gimnasio. Se montó en su moto, una «scooter» de trescientos centímetros cúbicos. Y puso rumbo a la cita que tenía con su pareja. Todo sucedió en la avenida del Corregidor, en pleno centro de Córdoba. El vehículo que conducía se le fue de las manos. No sabe muy bien cómo. Rafael Prieto Iba en moto la víspera de su cumpleaños: saltó por los aires en El Corregidor

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