LA CERA QUE ARDE

Defensa propia

La actualidad está militarizada cuando se apela a las armas

25/03/2019 a las 08:17h.

Mi relación con las armas de fuego fue breve: ocho tiros con un Cetme de los que pesaban. En el Hoyo Manzanares. No recuerdo si hice blanco o no, porque estaba más preocupado que las vainas del extremeño que tenía a mi lado ... no me dieran en la oreja. Las vainas salen a una velocidad endiablada por un lateral del fusil y esa es una de las primeras sorpresas que uno se lleva al disparar, además del retroceso . Allí estaba yo, cuerpo a tierra, aprendiendo a defender a España. Después del ejercicio, el sargento Yepes nos dio una lección de geopolítica . El sargento Yepes era un «rocker» sin tupé, porque se lo llevó una alopecia, pero tenía unas patillacas puntiagudas que ya quisieran los que van guiando a los costaleros. Las patillas puntiagudas es un nexo entre el semanasantero y el rockero , algo que ya supo ver con meridiana claridad el gran Silvio , que le explicó en su momento a Quintero quién de los dos tenía más «swing». El sargento Yepes nos reunió en un corro a los aguerridos luchadores del batallón de transmisiones estratégicas -cuerpo de Ingenieros- y nos dijo sin anestesia que nos habían estado comiendo el coco y que nuestros enemigos no eran los rusos que eran unos muertos de hambre por el comunismo, sino el moro . Dijo así, «el moro», en singular. A lo que añadió que «el moro era un guripa del desierto que no tenía dos mecos y que nos enseñaría, por tanto, métodos de lucha cuerpo a cuerpo para acabar con el julai». No sé si debo traducir, pero creo que cogen el concepto: yo lo pillé rápido y me quedé pensando en la Guerra Fría , que entonces era lo que se llevaba, y cómo años más tarde, cuando cayó el Muro, me acordé del sargento Yepes y de las guerras y atentados que llegaron tras todo aquello.