PASAR EL RATO

Un cargo para Córdoba

Primo Jurado lleva toda su vida preparándose para su nuevo reto al frente del Instituto Andaluz de Patrimonio Histórico

El director del Instituto Andaluz de Patrimionio Histórico, Juan José Primo Jurado ABC

26/11/2019 a las 08:25h.

Cuando conocí la noticia, me dije: Este hombre merece un artículo. Lo más probable es que el artículo no esté a la altura del hombre. Pero no importa, porque el hombre tiene clase, y se pondrá él a la altura del artículo. La Junta ... de Andalucía está tomando algunas decisiones inteligentes. Una de las últimas, nombrar director del Instituto Andaluz de Patrimonio Histórico al cordobés Juan José Primo Jurado . El Instituto tiene por misión, le parece a uno, recordarle al mundo que en Andalucía no se puede dar un paso sin tropezarse con la historia y con el arte, con la historia del arte. Cada vez que un andaluz, o un viajero por Andalucía, pisa con garbo, se levanta de la tierra andaluza el quejido de la historia , cuyo descanso hollamos sin querer y sin saber. Lo que se ve es muy poco en comparación con lo que se sospecha. Y los andaluces, caminando indiferentes sobre la historia del mundo, sin darse importancia. Un pueblo así no necesita engordar artificialmente el currículo, ni plagiar la tesis doctoral. Viene doctorado honoris causa por uno de los pasados más gloriosos del escalafón. Estamos esperando a que el presente guarde con él la debida conformidad.

Pudiendo ser doctor plagiario, que es la costumbre, Juan José Primo Jurado se hizo doctor auténtico, por conocimientos y esfuerzo. En Historia. Precisando y simplificando más, en la historia de las piedras, «si las piedras hablaran». Lo que menos le interesa a uno del nuevo director es el currículum vitae , extenso y brillante, y por eso no lo recoge aquí. El lector puede encontrarlo en los tanatorios administrativos donde se vela lo accesorio de la personalidad. Uno admira y quiere a la gente por otros motivos. Por lo esencial, no por lo accesorio . Uno admira en Juan José Primo que tuviera el mismo trato llano y cordial cuando no era gobernador civil que cuando era gobernador civil. Está bien, está bien, señor ministro, cuando era subdelegado del Gobierno , no vayamos a tener un disgusto por una tontería. Hasta donde uno es capaz de advertir, el vino avinagrado del poder nunca se le subió a la cabeza . No siendo abstemio, lo bebe con moderación, sin alardear de vinolencia política. Consume la copa del poder como los israelitas comían el cordero pascual, deprisa y vestido para partir, sin confiarse. Porque es el tránsito de la gloria fugaz , el paso del poder inmisericorde, que se ceba en los fatuos y en los débiles. Uno admira en Juan José Primo que tiene sentido del humor, y esa es la señal inequívoca de la inteligencia. Ríe con facilidad , con una risa espontánea y vasodilatadora. El poder atrofia las neuronas, pudre el alma, «arranca de cuajo el corazón y lo pone debajo de un zapato». El humor es para el poder lo que los ajos para Drácula: lo asusta y le impide practicar todos sus maleficios. Un hombre que sabe reírse nunca se convertirá en un tonto importante. Porque de quien se ríe en primer lugar es de sí mismo.

Córdoba saldrá beneficiada de sus saberes y de sus haceres. Ya ha sucedido antes. Un cargo para Córdoba. Un hombre tan preparado tiene futuro profesional incluso en la vida eterna. Podría suceder que los cuerpos gloriosos más jóvenes -en especial, si fueron educados en universidades catalanas - tuvieran interés por saber qué había antes de la resurrección de la carne. Y para satisfacer su curiosidad, hará falta un buen profesor, experto en historia terrenal. Para ese momento lleva toda su vida preparándose el nuevo director del Instituto Andaluz de Patrimonio Histórico.