Patrimonio
Gregorio Fernández en el Vía Crucis Magno de Córdoba: la historia de la urna del Sepulcro de El Carpio
El maestro la labró para el Yacente que ahora está en el Museo Nacional de Escultura y después se uso para trasladar a un marqués desde Madrid
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Córdoba
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Iniciar sesiónEl Magno Vía Crucis Diocesano 'Córdoba, Vía Sacra de Occidente' brindará la oportunidad de disfrutar en Córdoba de una obra de arte de excepcional valor debida a uno de los escultores más grandes de España. La hermandad del Santo Sepulcro de El Carpio ... muestra a su titular en una urna debida a Gregorio Fernández (Sarria, Lugo, 1576-Valladolid, 1636), el gran maestro de la escuela castellana.
La historia de cómo llegó hasta tierras cordobesas merece contarse y se conoce gracias a la investigación de Julián Hurtado de Molina, cronista oficial de Córdoba y de El Carpio, aunque también cuenta con aportaciones del pintor Jesús Zurita. La revista 'Pasión en Córdoba', de ABC, la relató en su número de 2022.
El primer protagonista era Luis de Haro (1603-1661), VI Marqués de El Carpio y II Duque de Montoro. Aunque vivía en Madrid, las posesiones de su familia estaban en el Reino de Córdoba.
Las cofradías de la provincia esperan el Vía Crucis Magno en Córdoba, en imágenes
Valerio MerinoNueve ya están en sus templos de acogida a la espera de la gran procesión del sábado
Era un hombre con ambiciones políticas, sobrino del Conde-Duque de Olivares, a quien sucedió como valido (una especie de primer ministro) del rey Felipe IV. Quiso haber retirado a El Carpio para habitar un palacio que había proyectado el ingeniero florentino Baccio del Bianco, pero no lo logró.
En su testamento pedía que al menos lo enterraran allí. Primero iba a tener que ser en la entonces nueva iglesia del Noviciado de los Jesuitas en Madrid, de la que era patrono, pero aquel templo estaba en obras, y lo llevaron, ya en 1662, al convento de los dominicos de Loeches.
Su hijo, Gaspar de Haro y heredero del Marquesado de El Carpio, era un hombre apasionado por el arte que llegó a ser propietario de la 'Venus del Espejo' de Velázquez. Volvió a España, tras estar preso en Portugal, en 1668, y cuando volvió emprendió la tarea de llevar el cuerpo de su padre a El Carpio.
En busca de una urna
Debía hacerse en una urna de gran valor y para eso habló con el prepósito de la Casa Profesa de la Compañía de Jesús, el padre Diego Jacinto de Tenar, uno que guardaba una imagen de Cristo Yacente que habían pedido los jesuitas y que en aquel momento no tenía culto a la espera de que acabasen unas obras.
Según un estudio del ilustrado Antonio Ponz, la imagen de Cristo Yacente y la urna se habían encargado en 1627 al escultor Gregorio Fernández. El Señor pasó un tiempo mal dispuesto, pero tras la Desamortización pasó por varias iglesias, hasta que el Museo del Prado reparó en Él.
Era una imagen extraordinaria por su verismo, expresividad, detalle y belleza y pasó a sus dominios en 1922, hasta que once años después lo cedió al Museo Nacional de Escultura de Valladolid. Es una de las obras que más admiran los muchos visitantes del centro y que deja una impresión más honda.
Gaspar de Haro consiguió la urna y llevó a su padre en ella hasta El Carpio, en carroza desde Madrid, y quedó en la cripta de la familia en la parroquia de la Asunción. La Casa de Alba, donde se había integrado el Marquesado de El Carpio en el siglo XVIII, se llevó los restos de Luis de Haro, los que habían estado en la urna, a una iglesia de Madrid, y la urna quedó en El Carpio.
Seguramente, dice Jesús Zurita, porque era difícil sacar por su gran tamaño. En la iglesia de la Asunción había una hermandad del Santo Sepulcro que perdió a su titular en la Guerra Civil y que en 1944 encargó una nueva imagen a Antonio Castillo Lastrucci.
Por eso iniciaron gestiones con la Casa de Alba hasta que el Viernes Santo de 1967 el Señor salió en la monumental obra, de la que todavía no se sabía que era obra de Gregorio Fernández. Es una pieza más próxima al Renacimiento y al manierismo que al barroco, con gusto por las líneas rectas.
El sarcófago estuvo en la cripta hasta 1967, cuando la hermandad consiguió de la Casa de Alba la cesión
En la base tiene molduras que se hacen volutas conforme ascienden. El cuerpo superior sirve de tapa y tiene molduras clásicas en forma de cornisa retranqueadas y con remates de bolas. Se asienta sobre una peana que tenía tondos lisos que ahora tienen motivos de la Pasión obra de Miguel Arjona.
El sábado 11 de octubre saldrá el Señor Yacente, con su urna de Gregorio Fernández, de la basílica de San Pedro en busca de la Mezquita-Catedral de Córdoba, de la que regresará el viernes 17, en compañía del Cristo del Remedio de Ánimas.
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