La Borriquita abre de manera triunfal el Domingo de Ramos de Córdoba desde San Lorenzo

Conforme avanzaba el cortejo se iban apagando los teléfonos y las previsiones: la Semana Santa de Córdoba había empezado, los nazarenos llenaban la plaza, la campana se preparaba para el repique gozoso y al fondo tal vez un llamador daba cuenta de que el paso se acercaba a la puerta.

Llenó el cortejo, a esas horas con muchos niños, las calles y pronto apareció el misterio bajo el atrio de San Lorenzo, se elevó y las campanas anunciaron el comienzo de la Semana Santa de Córdoba. Sonaron con fuerza las cornetas de la banda de Caído y Fuensanta y ya nadie recordó el cielo gris ni el tiempo. Estaba en la calle.

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Llega sobre el paso nuevo, todavía en carpintería, proyectado por Fernando Alcalá, y el Señor trae nueva estampa con el estreno de la túnica bordada en aplicación, que le da un aire más hermoso de acuerdo a su advocación: Jesús de los Reyes.

Sueñan los jóvenes, disfrutan los niños cuando va ganando metros hacia la carrera oficial de la Semana Santa de Córdoba. El cielo distinto da otro aire al paso de palio de la Virgen de la Palma, como de esos que salen por la tarde y luchan con la candelería contra la luz declinante.

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La finura de las rosas blancas contrasta con las flores moradas que anuncian que detrás de la emoción de la jornada vendrá el sufrimiento para el que Cristo ha nacido. Pero eso será más tarde, porque es el momento de frotarse los ojos y disfrutar de que la Semana Santa ha llegado.

La cofradía regresa a San Lorenzo a las cuatro. La previsión del tiempo para la tarde no es de las que gustan, pero la mañana tiene todavía algunas horas para olvidarse de ella.