Pasión en Córdoba
La apoteosis de la Paz de madrugada en Córdoba
La Virgen coronada recibe el calor de las hermandades y el público en su regreso a Capuchinos, que se produjo a las seis de la mañana
La Virgen de la Paz, aclamada reina entre el cariño de sus devotos
Coronación | La Virgen de la Paz reina con su corona en Córdoba
Córdoba
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Iniciar sesiónApoteosis, explosión de alegría. Los calificativos se agotan para explicar el derroche de fervor desatado en torno a María Santísima de la Paz y Esperanza. Entró la noche y la madrugada en Córdoba y la Virgen seguía recibiendo gestos de cariño de los devotos ... en las calles y de las hermandades por cuyos templos pasó.
Cánticos, ramos de flores, felicitaciones, abrazos, altares, vivas y aplausos. Todo llevaba a rendir honores a la Paloma de Capuchinos por su coronación canónica y pontificia.
Al filo de las seis de la madrugada, el palio pisaba la plaza de Capuchinos. Era dos horas más tarde de lo estimado, pero tampoco importaba porque hubo momentos del recorrido en los que el tiempo se detenía y merecía la pena recrearse soñando que fuera eterno. El círculo se cerraba, el deseo se había hecho realidad.
Santo Sepulcro
Antes, durante la procesión triunfal la hermandad del Santo Sepulcro esperó con una representación del cabildo de oficiales con el cancel abierto de la Compañía y el altar encendido del triduo a la Virgen del Desconsuelo en su Soledad. Allí, en la plaza de la Compañía le hicieron una ofrenda floral.
Ante el Ayuntamiento, el alcalde, José María Bellido, recibió a la imagen y le entregó una insignia. Los costaleros se recrearon en este especial momento en el que se cantó la Salve de la Paz.
Unos metros después, a la una de la madrugada, la hermandad del Rocío acogió a la Virgen de la Paz en la Real Iglesia de San Pablo con un espectacular altar.
El himno del centenario de la coronación de Nuestra Señora del Rocío inundó de belleza la calle Capitulares que, en aquel instante, se convirtió en marisma.
El 8 de septiembre de 1939 la Virgen de Martínez Cerrillo se bendijo en la parroquia de San Andrés, y también este lugar tuvo una especial significación en la celebración.
Una representación de la junta de gobierno del Resucitado recibió a las puertas de Santa Marina a María Santísima de la Paz y Esperanza en el día de su coronación canónica para realizarle una ofrenda floral y transmitir a sus cofrades la enhorabuena.
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